“Ucrania está prohibiendo el cristianismo”. Esta afirmación, que ha corrido como la pólvora por las redes sociales entre muchas cuentas al servicio del Kremlin, es completamente falsa.
La intensa, salvaje e implacable embestida mediática desatada últimamente contra Juan Pablo II, obliga a preguntarse por el significado de la figura y la memoria del Papa polaco en la generación actual, y por lo que debería de significar.