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“Las manifestaciones en Georgia no van a disminuir porque sabemos lo que está en juego”: Una entrevista con Nona Mamulashvili

2024-05-10
Tiempo de lectura: 6 min
El único modo de vencerlos es mediante las elecciones, pero cuando la práctica totalidad del Estado está en manos de una oligarquía se necesita un apoyo enorme para poder revertir la situación.

Nona Mamulashvili, cofundadora de la plataforma cívica “Gamziri” y exdiputada del parlamento de Georgia por el Movimiento Nacional Unido (Oposición Unida), es licenciada en Administración de Empresas por la Universidad Internacional del Mar Negro, Máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales por la Universidad de Westminster (Londres), y es Doctora en Relaciones Internacionales y Máster en Historia de las Civilizaciones Árabes e Islámicas por la Universidad de la Sorbona (París).

Álvaro Peñas: ¿Hacia mucho que no se veían unas manifestaciones tan multitudinarias en Georgia?

Nona Mamulashvili: El año pasado hubo protestas porque querían aprobar esta misma ley de los agentes extranjeros, la retiraron, pero un año después han vuelto a traerla. Ha sido algo inesperado y mucha gente no entiende el por qué, pero es evidente que tienen sus razones.

¿Y cuáles son esas razones?

Las elecciones son en octubre y necesitan silenciar la sociedad civil, que es muy activa en Georgia en comparación con los demás países del espacio exsoviético. Sueño Georgiano, el partido en el gobierno, está sumido en la corrupción y por supuesto quiere silenciar a los medios que la denuncian e impedir la presencia de observadores internacionales en las elecciones que vienen de la mano de la sociedad civil. Hace apenas unos días, Bidzina Ivanishvili, que es el oligarca que gobierna realmente en Georgia, dijo literalmente lo que iban a hacer; aprobar esta ley y perseguir a la oposición.

Se ha llamado “ley rusa” a la ley del agente extranjero porque es muy parecida a la que existe en Rusia y que se ha empleado para disolver asociaciones incómodas para el Kremlin y perseguir a los disidentes, pero se presenta como una ley para saber cuanto dinero recibe una asociación del extranjero.

En 2012, Putin sacó adelante el concepto de soberanía democrática que entonces era más o menos aceptable en Occidente. Esta ley se presentó como una herramienta de transparencia para saber cuánto dinero llegaba a cualquier asociación desde el extranjero y declararlo, pero cuando publicabas algo en tu pagina web o hacías un video, tenías que firmar con la etiqueta “agente extranjero”. El caso es que una vez aprobada la ley por la Duma, el ministerio de Interior fue añadiendo nuevas enmiendas. Al principio fue sólo una ley de transparencia, pero después usaron la ley para cerrar Memorial, la mayor organización pro-derechos humanos de Rusia. Luego siguieron con otras ONG y los medios disidentes, añadiendo cada vez más herramientas de control sobre los críticos, incluso sobre individuos particulares, de modo que podían cortar tu financiación, cerrar tu negocio, prohibir tu asociación y arrestarte.

Esta definición de “agente extranjero” suena muy soviética.

Exactamente. Viniendo del pasado soviético, cuando se tiene una categoría que representa un agente extranjero, para la mayoría de la gente que se traga la propaganda eres un agente, un enemigo del pueblo como se calificaba en la Unión Soviética y puedes ser enviado al GULAG. Así es como funciona.

¿En qué etapa se encuentra la aprobación de la ley?

Ya ha habido dos audiencias, la segunda fue la más importante porque era donde se decidía si la aprobación seguía o no, y hace falta una tercera que es técnica. Tienen mayoría en el parlamento, así que no tengo ninguna duda de que se aprobará esta ley.

A pesar de las enormes manifestaciones en las calles.

Sí, Georgia está caminando por la cuerda floja, pero todas estas manifestaciones en las calles no se van a detener porque no se trata de esta ley, se trata de un cambio de rumbo en la política exterior.

Un cambio de rumbo más que evidente cuando el gobierno de Georgia acaba de anunciar que no está preparada para entrar en la Unión Europea y parece un regreso a la órbita rusa. ¿A qué se debe este cambio?

Cuando Ivanishvili volvió en 2012, había partidarios del atlantismo en la coalición de gobierno, pero los fue expulsando uno a uno con el apoyo del Kremlin y se impuso una mentalidad prorrusa. Sin embargo, más de un 80% de los georgianos ven a su país en las estructuras euroatlánticas, por esa razón no han tomado una estrategia más directa y, por ejemplo, el año pasado retiraron la ley que ahora han aprobado. Han usado un enfoque putinista, encarcelando a jóvenes que participaron en las protestas y amenazando a sus padres con la perdida del trabajo (en Georgia el mayor empleador es el Estado), y empleando la máquina propagandista al estilo ruso, señalando que la sociedad civil quiere traer la degeneración occidental a la juventud, que se perderán las tradiciones, la religión, etc. Esta propaganda ya no funciona porque hemos aguantado a los rusos durante muchos años y conocemos su mentalidad, y porque la realidad es que durante la Pascua los jóvenes que se manifestaron acudieron antes a rezar a la iglesia. Puede engañar a las personas mayores que sólo ven la televisión estatal, pero no a una mayoría que se informa por las redes sociales.

También somos conscientes de las amenazas y provocaciones de Rusia, porque ya las hemos sufrido. El peligro real es que el riesgo de escalada es muy alto y la responsabilidad de todo esto es de Sueño Georgiano. Tienen el poder y con toda probabilidad iban a volver a ganar a las elecciones en octubre, pero han decidido sacar esta ley adelante -junto con una reforma fiscal que favorece a los oligarcas- polarizando a la sociedad e incluso amenazando, como algunos de sus miembros han dicho abiertamente, con que si no gobiernan habrá una guerra con Rusia.

Algunos comparan lo que está sucediendo en Georgia con la revolución del Maidan. ¿Cree que son comparables?

No, esto no tiene nada que ver con el Maidan porque entendemos que los retos y los riesgos son muy elevados. Un 20% de nuestro país está ocupado por el ejército ruso y nadie quiere darles una excusa para la guerra. Por eso insisto en que la responsabilidad de todo lo que suceda en Georgia es de Sueño Georgiano, porque ellos han iniciado esto y, si empieza una guerra, Rusia hará lo que está en su naturaleza: conquistar, saquear, asesinar, quemar… Es algo que no queremos ver.

¿Ha habido alguna reacción por parte de la Unión Europea ante la deriva de los acontecimientos en Georgia?

Es una gran decepción. La Unión Europea, especialmente el Parlamento Europeo, hace una resolución tras otra y muestra mucha preocupación, pero, como de costumbre, no toma ninguna acción y siempre dice que la acción está en camino. Puede que, tal vez, el Parlamento Europeo imponga sanciones contra todos los que voten a favor de esta ley, pero entretanto, todos ellos se han preparado para hacer frente a esas sanciones. Lo único que está claro es que las sanciones no pueden ser contra el país porque su gente se está manifestando en las calles por tener un futuro en Occidente. 

¿Pueden estas manifestaciones reforzar a la oposición de cara a las próximas elecciones de octubre?

El único modo de vencerlos es mediante las elecciones, pero cuando la práctica totalidad del Estado está en manos de una oligarquía se necesita un apoyo enorme para poder revertir la situación. Y también tenemos que tener en cuenta los cambios globales que se van a producir: hay elecciones en la UE y en los Estados Unidos; no sabemos que va a pasar en Oriente Medio e Irán está al lado; y no sabemos qué va a ocurrir en Ucrania o en los Balcanes. Nuestra situación geográfica no nos permite tomar ciertos riesgos porque estamos en la cuerda floja y podemos caer en cualquier lado.

¿Cuánto cree que durará la presión en la calle?

No va a disminuir porque la gente que está en la calle entiende lo que está en juego. Estamos haciendo todo lo posible para evitar la violencia y no caer en las provocaciones, aunque todos los posibles escenarios son complicados.



* Photo by Leli Blagonravova

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