“Cuando está permitido humillar a un colectivo, como los católicos, lo siguiente es perseguir a ese colectivo”: Una entrevista con Polonia Castellanos
Polonia Castellanos es presidente de Abogados Cristianos. Una asociación civil de ámbito internacional que defiende en el ámbito jurídico los valores inspirados en el cristianismo: libertad religiosa, vida y familia.
Álvaro Peñas: El gobierno socialista se ha comprometido a suprimir este año el delito de ofensas a los sentimientos religiosos. ¿Qué busca Pedro Sánchez con esta medida?
Polonia Castellanos: Desde mi punto de vista esto no se trata únicamente de eliminar un artículo del Código Penal. Todo empieza cuando una asociación de jueces de izquierda, afín al gobierno, afirma que es un delito anacrónico y que por esa razón no lo aplican, lo que es algo grave porque los jueces deben aplicar la ley. Está asociación defiende que este delito sólo se aplica en España y que es algo propio de un pasado lejano. En Abogados Cristianos hicimos un ejercicio de derecho comparado de toda Europa y de algunos países del mundo, y nuestra sorpresa fue que se reconoce prácticamente en todos: En Canadá, Japón, y en 22 países de la Unión Europea, por no hablar de los países musulmanes. En Alemania, por ejemplo, las condenas son tres veces más altas que en España. Es decir, no sólo han mentido diciendo que el delito es anacrónico, sino que además, en España las condenas son mucho más laxas.
En el fondo, creo que está despenalización del delito contra los sentimientos religiosos es una reforma de la Constitución, que recoge como un derecho fundamental la libertad religiosa. Eso se refleja en qué cuando vulneran ese derecho hay un delito aparejado. Por ejemplo, el derecho a la propiedad lleva aparejado el delito de hurto, robo, etc. Pero si se vulnera el derecho a la libertad religiosa y no hay ningún delito aparejado, ese derecho fundamental no sirve para nada.
La eliminación del delito acabaría con las denuncias a unos ataques antirreligiosos que siempre van contra el mismo grupo, los católicos. Pero, ¿no podría abrir la puerta a ataques a religiones que sí valora el gobierno, como el Islam?
No, porque lo que hemos visto es que todos los ataques van siempre en el mismo sentido, contra los católicos, y la eliminación del delito significa un paso previo a la persecución. Cuando está permitido humillar a un colectivo, como los católicos, lo siguiente es perseguir a ese colectivo.
Hace unos días habéis denunciado un cartel LGBT de Podemos en el que aparecen demonios juntos a santos convertidos en iconos gays. ¿Qué mensaje, más allá de la provocación, pretende transmitir este cartel?
Realmente ninguno, porque supuestamente se anuncian unas actuaciones musicales que casi no se ven porque las imágenes provocativas ocupan todo el centro del cartel, lo que evidencia que el único objetivo era insultar.
¿Son más comunes esta clase de ataques?
Sí, hay muchísimos más ataques y en las pocas semanas desde que ha empezado el año ya hemos interpuesto varias denuncias. Es algo exagerado. Hay un informe del Observatorio de la Libertad Religiosa que señala que se ha producido un aumento exponencial de los ataques contra los católicos. Esos ataques proceden por un lado del gobierno, y por otro lado, como todo vale contra los católicos, se producen por distintos motivos: para hacerse famoso, para salir en los medios o para distraer de los problemas reales que estamos sufriendo. El problema es que los jueces apenas condenan, bien porque son afines al gobierno o porque son cobardes. En España, más que una crisis de valores, tenemos una crisis de valor.
Menciona la cobardía, pero también hay muchos católicos que dicen que no hay que dar importancia a estos ataques.
Sí, para mí esto es el resultado de un buenismo absurdo mezclado con lo políticamente correcto, a lo que se suma una indiferencia ante lo que no nos afecta personalmente, cuando la verdad es que nos afecta a todos. He hablado con muchos políticos y siempre que alguien me dice, “yo también soy católico”, me espero lo peor, porque es una justificación para ir en contra de lo que un católico debería defender. Si eres un verdadero católico, no puedes apoyar nada que vaya en contra de la doctrina de la Iglesia, ni puedes apoyar burlas o insultos contra la fe.
El gobierno va a dedicar este año a Franco, y el Valle de los Caídos está en el punto de mira. De nuevo, se está hablando sobre qué hacer con el Valle y de la Cruz, y algunos miembros del gobierno son partidarios de derribarla.
Sí. Creo que lo ha en con un doble fin. Por supuesto, a la izquierda más radical le molestan los católicos, ya pasó en la Segunda República y durante la Guerra civil cuando nos masacraban, y por otro lado, hay un componente de lucha teológica, la lucha más antigua del mundo: el bien contra el mal. Pero también está presente la necesidad de desviar la atención, porque jamás en la historia ha habido un presidente de gobierno tan cercado por la corrupción. Estoy convencida de que van a ir contra el Valle de los Caídos por todos esos motivos y creo que cuando un animal está rodeado, como le pasa a Pedro Sánchez, es capaz de cualquier cosa.
Si se diera este caso, ¿cree que la Iglesia daría por fin el paso para defender la Cruz y el Valle?
Eso espero. La Iglesia siempre ha llevado sus tiempos, su diplomacia, y eso es algo que yo no sería capaz de hacer porque soy una persona de acción; si hay una ofensa, hay que denunciarla. Y aunque espero esa reacción, también es la época de los católicos laicos, es decir, la Iglesia somos todos, no sólo la institución. Los católicos tenemos que ponernos manos a la obra y empezar a defender lo nuestro porque quizás también sea culpa nuestra haber llegado a esta situación por no haber sabido defendernos por complejos o por poner la otra mejilla. Por eso, si margen de lo que haga la Iglesia, los católicos somos responsables en esta lucha. Estuve hablando con los polacos de la asociación Ordo Iuris, y me dijeron que ellos vendrían a defender la Cruz porque ya no es un símbolo solo de España, sino de toda la Cristiandad. Por eso creo que se movilizaría mucha gente. Al final, la verdad se tiene que abrir paso por mucho que intenten maniatarla y coartarla.
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