Entrevista con Gonzalo de Oro, concejal de VOX en el ayuntamiento de Barcelona y coordinador del grupo municipal de VOX. Gonzalo de Oro es asesor financiero y gestor de patrimonios, así como agente de la propiedad (API) y perito judicial inmobiliario. Cuenta con una dilatada experiencia de más de veinte años en banca, donde ha ejercido puestos de dirección en varias entidades. Desde 2012 es socio y director de operaciones (COO) de una consultoría patrimonial. Es además emprendedor, ha creado diversos negocios digitales en los sectores de moda, deporte y salud. También ha sido copropietario de una empresa de restauración.
Álvaro Peñas: VOX ha entrado en el ayuntamiento de Barcelona con dos concejales. ¿Esperaba este resultado teniendo en cuenta el éxito de VOX en las elecciones catalanas?
Gonzalo de Oro: Sí, la expectativa era buena, pero no teníamos la certeza de lograrlo. Hay que ser conscientes que en el momento de las elecciones catalanas el procés estaba en plena efervescencia y muchos nos veían necesarios, sin embargo, ahora que todo está más tranquilo algunos no han ido a votar o lo han hecho por otras opciones para echar a Colau. Además, lo teníamos todo en contra: hemos hecho una campaña sin presupuesto, mientras que los demás contaban con dinero público; no se nos ha dejado participar en ningún debate por no estar en el ayuntamiento; silencio total de los medios de comunicación, es decir, no existimos siendo el tercer partido de España y el cuarto de Cataluña. Sólo me hicieron dos entrevistas, por decisión de la Junta Electoral, en TV3 y Barcelona TV que fueron más parecidas a una batalla campal. También se presentó un partido, Valens, escisión de Ciudadanos, cuyo programa electoral era una copia del de VOX y, por si fuera poco, con un candidato novato en política. Sin embargo, hemos logrado dos concejales y nos hemos quedado a las puertas de un tercero, la marca tiene mucha fuerza y creo que hemos hecho una gran campaña teniendo en cuenta los medios.
¿Por qué se ha convertido Barcelona en la ciudad más degradada de España?
Porque aquí se ha concentrado todo lo malo, pero es un proceso que viene de lejos, desde que Xavier Trías fue elegido alcalde. No porque fuese especialmente malo, sino porque en su mandato llegó el procés y comenzó la decadencia de Barcelona. Se empezó a ir el dinero y las inversiones; te puedo poner como ejemplo mi caso, yo trabajaba en una empresa que contaba con importantes clientes extranjeros y pasamos de tener 25 clientes a 0 en un año. El procés causó el cierre de negocios, la fuga de empresas y una enorme división social que todavía existe. La llegada de Ada Colau fue la hecatombe, porque es una mujer que engloba ideas comunistas y anarquistas, es decir, todo lo que puede destrozar una ciudad. Y también es separatista, de perfil bajo, pero separatista. Colau ha hecho de Barcelona una de las ciudades más inseguras de Europa y la Meca de la ocupación, con barrios en los que no puedes entrar por la noche, como el Raval, llenos de droga y prostitución. Los ocho años de Colau han dejado una ciudad sucia, insegura y triste.
Lo que acaba de decir se lo he oído a mucha gente, pero lo cierto es que Ada Colau repitió como alcaldesa y sigue contando con bastante apoyo. ¿Quién vota a Colau?
Por desgracia, Barcelona y Cataluña tienen una casuística distinta al resto de España. Primero, los partidos leales a la Constitución estamos divididos, luego está el separatismo declarado, y por último separatismo encubierto representado por Ada Colau y por el Partido Socialista, el PSC, que dice ser leal pero no lo es. En estos años, no he hablado con nadie que fuera a votar a Colau, aunque sí con gente que la había votado. Incluso ha habido un voto útil a Junts y al PSC para echar a Colau, pero al final se van a mantener sus políticas.
De mano del PSC.
Sí, había dos opciones, el candidato separatista de Junts, Trías, aunque en mi opinión él no lo es, y por otro lado el separatismo encubierto del PSC con Jaume Collboni. Por esa razón, porque ambos son separatistas, no hemos apoyado a ninguno de los dos. El Partido Popular ha querido marcarse un tanto apoyando al nuevo alcalde, a Collboni, que por cierto se ha negado a poner la bandera de España en su despacho, para evitar un gobierno separatista, pero lo que ha hecho Collboni es mantener a todos los altos cargos de Colau y creo que ella entrará en el gobierno de la ciudad después de las elecciones. Collboni es además un sectario, como demostró en su toma de posesión como alcalde al decir que iba a gobernar para todos los barceloneses, excepto para los que habían votado a VOX. Esta es la realidad.
Antes ha mencionado que muchos dan por terminado el procés. La imagen desde fuera es que ha perdido fuerza, que son menos, pero al mismo tiempo son más radicales.
Así es. El problema del independentismo es que sino le haces frente es cada vez más fuerte, por eso me hace gracia cuando desde el Partido Popular dicen que es mejor no hacer nada para no ser una “fabrica de independentistas”. Es todo lo contrario, en la transición sólo había un 2% de independentistas y ahora son casi un 50%, lo que demuestra que el PP sigue sin entender nada. Por eso no ha funcionado lo que han hecho, que no ha sido otra cosa que alimentar al monstruo con dinero público.
En el separatismo hay mucha gente decepcionada, gente que se había creído el sueño que les habían vendido de la independencia y que se han dado de bruces con la realidad. Y, por otro lado, los que siguen creyendo se han radicalizado, como ha pasado con Junts, mientras que ERC, por pactar con Sánchez, es tachado de partido traidor. El separatismo está dividido, pero sigue teniendo capacidad para movilizar la calle.
Al no existir el delito de sedición, y ante la posible formación de un gobierno a nivel nacional de PP y VOX, ¿cree que podría repetirse un intento de golpe de estado como en 2017?
Creo que no, porque el separatismo está, anímicamente, muy tocado. Han hecho el procés con todo el dinero del mundo, con todos los medios, con la educación en los colegios, con un Estado débil… y no lo han conseguido. Si en ese contexto no han podido vencer, menos podrían hacerlo ahora que cuentan con menos apoyo popular. Con un gobierno PP-VOX probablemente arderán las calles, pero más por la izquierda que por el separatismo, que está dividido y debilitado. Eso no quiere decir, como piensan algunos, que el problema se haya acabado, hace falta un trabajo a muy largo plazo, hablo de generaciones, para revertir esta situación.
Habla de generaciones, ¿para solucionar el problema del separatismo habría que comenzar con la educación?
Desde luego. Te pongo un ejemplo, a mi hijo le enseñaron la historia de España desde los Reyes Católicos al Tratado de Utrecht, los tres siglos más importantes de nuestra historia en dos o tres clases. Y, por supuesto, cuando le contaron el descubrimiento de América, le dijeron que los españoles habían ido allí a violar mujeres y a robar el oro. Estás mentiras, repetidas mil veces, han calado en la sociedad y cambiar esta situación requiere un cambio radical en la educación a largo plazo, porque el daño que han hecho es muy grande.
¿Y quiénes estarían dispuestos a llevar a cabo ese cambio?
En Cataluña sólo está VOX, el PP ha comprado todos los mantras del separatismo y ha cometido el error histórico de dejarse seducir por la burguesía y ha perdido a muchos votantes que tenía a la izquierda. En Barcelona nos votan en los barrios más ricos, que se sienten españoles y quieren orden y seguridad, y en los barrios más pobres, que sufren la delincuencia y la ocupación. En Torre Baró, que es el barrio más pobre de Barcelona, hemos sacado un 20% de votos, sólo por detrás del PSC, y a ellos no les podemos fallar porque si VOX no les defiende, no lo va a hacer nadie.
Además de la delincuencia y la ocupación, otro problema creciente en Cataluña es el de la islamización. El separatismo ha favorecido la llegada de inmigrantes que no hablasen español y ahora se pagan las consecuencias.
Sí, hay poblaciones, como puede ser Salt, El Vendrell o Manresa, donde casi un 30% de la población es inmigrante y musulmana. Somos la puerta de entrada a Europa y no somos conscientes de lo que eso significa, además de que para la clase política esta inmigración es muy positiva y se vuelca en apoyarla, como hemos visto con la promoción del árabe en las escuelas catalanas o en carteles municipales en Barcelona escritos en árabe y en catalán, pero no en español. La negación del problema ha llevado incluso a que en algunos pueblos nos voten separatistas, o a que en Ripoll se haya formado un partido separatista contrario a la inmigración. Es un problema creciente y no tiene sentido ignorarlo.
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