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Dante Augusto Palma: Milei está dando la batalla cultural defendiendo las “ideas de la libertad”

2024-07-18
Tiempo de lectura: 5 min
Dante Augusto Palma es profesor de Filosofía y Doctor en Ciencia Política, e investigador en temáticas vinculadas a la Filosofía política, la Filosofía del derecho y la Filosofía de la comunicación. En la última década ha participado de los debates públicos con artículos en medios como Disidentia y The Objective, y colaboraciones en radio y televisión. Es autor de varios libros, entre los que destacan Borges.com (2010), Quinto poder (2014) y El gobierno de los cínicos (2016).

 

Álvaro Peñas: Milei ganó y más de seis meses después sigue ganando para desesperación de una izquierda que no se adapta a la nueva situación.

Dante Augusto Palma: Sí, la izquierda no asume la nueva realidad, sigue instalada en un discurso que se basa en el miedo. El mismo que también se usa en Europa para que la gente no vote a la derecha: “Vienen por tus derechos”. Pero ¿qué derechos? Yo hace un montón que no los tengo. ¿En qué me amenaza Milei?, piensa la gente. En Argentina teníamos una pobreza por encima del 45% y millones de personas en la indigencia viviendo de subsidios y ayudas sociales. ¿Derechos? Vienen por tus derechos, es un chiste. Por eso, cómo no iba a ganar Milei cuando dijo que había que probar algo nuevo después de que todo lo anterior, Alberto Fernández o Macri, había fracasado.

El mensaje del Peronismo y del progresismo es en realidad: cualquiera que se me oponga es la ultraderecha. Lo que ha terminado pasando es que cada vez había más cosas de ultraderecha. Si no estás de acuerdo con la omnipresencia del Estado, eres de ultraderecha; si estás contra el aborto, eres de ultraderecha; si quieres seguridad, eres de ultraderecha, si adviertes que la autopercepción como criterio para determinar la identidad es problemático, eres de ultraderecha. Todo es ultraderecha. Así, millones de argentinos, de repente, fueron considerados de ultraderecha. ¿Por qué, entonces, dejarían de votar a Milei?

Milei también ganó a pesar de no tener implantación territorial.

Sí, y de hecho se decía que Milei no podía ganar nunca porque carecía de esa base territorial, y no contaba con ningún gobernador o intendente. Hubo provincias en las que no presentó listas porque no tenía a nadie. Pero aun así ganó. 

¿Eso ha cambiado? ¿Se está creando un movimiento en torno a Milei?

Lo que ha pasado es extraño y me hace recordar un artículo de Murray Rothbard, “Populismo de derecha: Una estrategia para el paleolibertarismo”, del año 92, en el que defendía que el libertarismo devenga en un movimiento populista. Es la plataforma de Trump con veinte años de adelanto. Rothbard decía que no hacía falta ir pueblo por pueblo o iglesia por iglesia para crear comunidades de apoyo, sino que lo que se necesitaba era un gran líder. No hace falta nada más. No me consta que Milei lo haya leído, pero lo hizo así.

Sí, pero eso tiene un plazo. En España lo hemos visto con Podemos, el liderazgo se acaba desgastando y llega la decadencia.

Sí, al final hace falta una estructura clásica, una estructura de la casta, y Milei está construyendo su estructura de partido. Nada más llegar al poder, Milei impulsó la ley bases, de más 600 artículos y en la práctica una reforma constitucional, y lo hizo con 37 diputados sobre 257 y 7 senadores sobre 72. Por supuesto, tuvo que recortar dos terceras partes del proyecto inicial, pero el negociador fue su jefe de gabinete y ministro de Interior, Guillermo Francos, un político de la casta con mucha experiencia. Por un lado, está el discurso anticasta, pero en la práctica, y me parece lo más sensato, hay que negociar.   

Con la ruinosa situación económica en Argentina la recuperación sólo puede ser traumática. ¿Cómo está la situación ahora mismo?

Hay cuestiones estructurales de la economía que había que cambiar, independientemente de que estuviera o no Milei. Los gastos de luz, agua, gas o los billetes para el transporte público, eran muy baratos porque estaban subvencionados por el Estado en un 80-90%, y eso generaba un gasto público insostenible y un déficit fiscal enorme. Milei actualizó todo eso en diciembre y la inflación pasó de un 12 a un 25%, pero en mayo ya bajó a un 4%. Lógicamente, el gasto social y económico es enorme y los ajustes son duros, pero la gente entendió que no se puede vivir en un país donde la inflación alcanzó el 211% en 2023, con antecedentes de hiperinflaciones del 3000%. Por eso votaron a Milei.

El otro gran cambio de Milei, además del económico, es que está haciendo frente a las ideas de la izquierda.

Milei está dando la batalla cultural defendiendo las “ideas de la libertad”. Y es un fenómeno que le está dando réditos y que es muy parecido, no en cuanto a la magnitud sino al perfil de los votantes, al que se da en España con los votantes de VOX y Alvise; la mayoría de sus votantes son varones jóvenes que quieren cambios, que están hartos del discurso feminista y de que les acusen de ser privilegiados cuando no tienen ningún privilegio ni trabajo. El 56% de los argentinos no son libertarios, pero han votado a Milei porque habla sin tapujos y es el único que ha dado este discurso. Y lo ha cumplido, porque una de las primeras acciones de su gobierno ha sido cerrar el Ministerio de la Mujer y también el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), afirmando que se trataba de formas de subvención encubiertas, con fondos estatales, a activistas de izquierda.

La lucha cultural, ¿ha sido siempre un banderín de enganche de Milei?

Al principio Milei era un economista bastante extravagante que hablaba de autores de segunda y tercera línea bastante desconocidos, pero que tenía mucho éxito en los medios de comunicación; de hecho, durante varios años fue el economista con más minutos en televisión. Con el tiempo, Milei va ganando un discurso más robusto filosóficamente y que combate a la ideología woke. Y, por otro lado, la llegada de la vicepresidente Victoria Villaruel ha incorporado ideas más conservadoras.

Y gracias a esta lucha también se está recuperando la idea de meritocracia, una idea que es muy propia de las clases populares porque el ascenso social siempre existió en Argentina. Sin embargo, la meritocracia viene siendo atacada por sectores progresistas en tanto que es una presunta idea liberal, al tiempo que reivindican una idea romántica de solidaridad. ¿Cómo se puede defender que el mérito es malo? Esa suerte de socialismo, la igualdad de resultados sobre la igualdad de oportunidades, ha sido una idea muy nociva.

Ha mencionado la ideología woke. Argentina es uno de los países donde más han arraigado el feminismo radical y la ideología de género.

Sí, la ideología woke es como una nueva religión para la izquierda. Además de la autopercepción de género, en breve podrían aparecer voces a favor del transracialismo, es decir, que una persona de una raza se perciba de otra, o de la transedad. Lo mismo que se dice del género normativo se podría aplicar a la raza, la edad y a cualquier tipo de reivindicación que pueda ser presentada como representativa de una minoría. El discurso es el mismo y si esa minoría no existe, se inventa. Y en todo este contexto es natural que surja una figura como Milei, o como otras que han aparecido en distintos países con mayor o menor éxito, que están poniendo un límite. Incluso sectores feministas que desde la izquierda entienden que su feminismo no les compromete con el nuevo feminismo queer posmoderno. Si la rebeldía está deviniendo de derecha, la sensatez también está siendo de derecha.

¿Qué pasaría si hoy se repitieran las elecciones?

No tengo ninguna duda de que Milei volvería a ganar y lo haría con un porcentaje de voto aún mayor. La necesidad de cambiar las políticas de las últimas décadas es tan grande que, si hoy hubiera elecciones, Milei ganaría por más. En el país donde el Peronismo es una religión y una cultura, quien se jacta de hacer el recorte más grande del Estado en la historia mundial tiene apoyo popular y ha logrado tener predicamento en aquellos sectores a los que sólo llegaba el Peronismo. Había enormes indicios de que algo venía sucediendo en lo profundo de la sociedad desde hacía años,  pero del mismo modo  que resultó impredecible imaginar el triunfo de Milei, resulta sorprendente el apoyo popular con que el que todavía cuenta.

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