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¿Es posible una estrategia europea?

2023-09-03
Tiempo de lectura: 5 min
A finales de julio asistí a una charla con Balasz Orbán, director político del primer ministro húngaro Viktor Orbán y autor del libro “The Hungarian way of strategy”. La charla versó sobre distintos temas que, sin duda, pueden ayudar a entender la estrategia política del gobierno de Viktor Orbán y la razón por la que goza del apoyo mayoritario del pueblo húngaro. Pero, al mismo tiempo, plantea una pregunta: ¿Es posible una estrategia europea?

Una de las razones por las que mucha gente no entiende qué sucede en el mundo es la falta de conocimientos de geografía y de historia. La situación geográfica de un país y su devenir histórico es determinante para sus políticas, especialmente si esa historia está marcada por invasiones y ocupaciones extranjeras. La perdida de la soberanía deja una huella imborrable en las naciones que las han sufrido, y en Europa tenemos un buen ejemplo en el caso húngaro o en el polaco, precisamente los países que más se han opuesto a los planes de Bruselas para arrebatar soberanía a los Estados miembros de la UE. La historia y esa falta de soberanía son, según Balasz Orbán, la razón última del enfrentamiento con los burócratas europeos: “Los últimos 500 años Hungría ha sido ocupada por diversas potencias y por eso nuestra historia es una lucha constante por la supervivencia y la soberanía. Por eso Bruselas no tiene nada que hacer, somos más listos que ellos, conocemos la ley mejor que ellos y tenemos más tiempo. Después de la caída de la URSS, recuperamos nuestra soberanía y ahora hay una generación en la política húngara, responsable de su propio país y, después de siglos, tenemos la oportunidad de hacer grande a nuestro país”.

Lo cierto es que tanto Hungría como Polonia, “los chicos malos de la UE”, no han querido ceder su soberanía y han recibido desde Bruselas toda clase de sanciones, condenas y la aplicación del mecanismo del Estado de Derecho, utilizado para chantajear a sus gobiernos. Pero no han cedido, y esa es la clave de su fortaleza. Balasz Orbán señaló que las ideas sólo se pueden defender si no se tiene miedo: “Las fuerzas conservadoras son muy exitosas en hacer buenas campañas, en convencer a la gente, en defender el sentido común, pero luego llegan al poder y no hacen nada por la presión de los medios, de las ONG y de los organismos internacionales. Sólo se dedican a intentar sobrevivir en el gobierno sin atreverse a hacer una política conservadora. Hungría es peligrosa porque no ha cedido y seguimos en el poder. Lo que hacemos es llevar a la práctica las ideas conservadoras en las decisiones diarias del gobierno. Por ejemplo, la protección de los menores. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero entendemos que la ideología de género no es adecuada para los menores porque es nuestro enfoque conservador húngaro y organizamos un referéndum nacional. Más de 3,7 millones de húngaros, más de los que votaron a favor de la UE, decidieron que la propaganda de género no es buena para los menores. Así es como se traducen las grandes ideas en las políticas del día a día. No hay que tener miedo, y Hungría es la prueba de que hay un modelo conservador que funciona en Occidente”. Sí, el miedo ha sido el talón de Aquiles de la mayor parte de la derecha europea, que ha decidido centrarse sólo en lo económico mientras la izquierda campaba a sus anchas en el ámbito cultural, y ahora, muchos años después, vemos el nefasto resultado de esa rendición incondicional. Es una lección que los partidos de la “revolución conservadora” no deben olvidar.

Esa revolución conservadora se ha visto sacudida por la invasión rusa de Ucrania y las posturas tomadas por los distintos gobiernos y países en función de sus intereses nacionales. La guerra ha sido empleada por los grandes medios progresistas para señalar a los partidos conservadores como prorrusos, y no me refiero únicamente al caso húngaro, si no a partidos como Fratelli d’Italia o VOX, que se han manifestado claramente a favor de Ucrania. Sobre este asunto, Balasz Orbán fue muy claro: “Hungría es un país muy proamericano, no es prorruso. Nunca lo ha sido y nunca lo será, más bien, somos un país antirruso. Pero, ahora mismo, la baja popularidad de Vladimir Putin y Joe Biden está al mismo nivel. Ambos son extremadamente impopulares, y esto no es porque a los húngaros les hayan lavado el cerebro, se debe a que, desde nuestro punto de vista, ambos son líderes de un imperio que están practicando un juego imperialista, y eso no es bueno para la gente que vive aquí. Este es el modo de pensar húngaro”. 

“No estamos en contra de Occidente, somos una parte orgullosa de él, pero vemos un nuevo equilibrio entre el Este y el Oeste. Los estadounidenses siguen siendo muy fuertes y siguen teniendo la hegemonía, pero tienen sus problemas y deben enfrentar el ascenso de China y que, probablemente, en el futuro habrá dos soles en el cielo. Nosotros no podemos influir en esto, simplemente ocurre y nos tenemos que adaptar. Lo que sí sabemos es que una nueva guerra fría no es buena para nuestros intereses. Para un país pequeño, cuya mayor preocupación sea ser ocupado por los rusos, los intereses son sin duda pertenecer a una alianza que esté dispuesta a defenderte de los rusos, pero en otra situación, como es el caso de Hungría, Portugal, Israel o Sudáfrica, la mentalidad es distinta, y eso requiere adaptar las estrategias”.

Defender los intereses nacionales es la primera tarea de cualquier gobierno que se precie, y eso, nos guste más o menos, es lo que ha hecho el gobierno de Viktor Orbán a pesar de la presión política y las campañas de los medios. Unas campañas que han olvidado convenientemente la acogida de refugiados ucranianos o el papel de destacados políticos alemanes en los planes del Kremlin que llevaron a Alemania a depender de Rusia, como señaló Donald Trump en Naciones Unidas. Defender sus intereses nacionales es también lo que han hecho los países bálticos, Polonia o Finlandia, que se sienten amenazados por la agresión rusa. Y esto nos lleva a la pregunta que da título a este artículo: ¿Es posible una estrategia europea? Como ha evidenciado esta guerra, ahora mismo no parece posible. Sin embargo, en 2024 habrá unas elecciones europeas que pueden cambiar el equilibrio de fuerzas en la UE, además de la posible llegada de más partidos conservadores a sus respectivos gobiernos nacionales. Es evidente que un cambio a nivel europeo necesitará de una estrategia europea que acabe de una vez con las suicidas políticas verdes, las fronteras abiertas o la desindustrialización de Europa. Sólo entonces podremos hablar de una Europa más fuerte y más independiente, que abandone su rol secundario en el plano internacional y no subrogue su defensa, su producción industrial o su energía a otras potencias. No sé si Balasz Orbán estará dispuesto a hacerlo, pero alguien tendrá que asumir el reto de escribir “La estrategia europea”, esperemos que sea más pronto que tarde.

 

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