José Luis Orella: “La degradación de la comunidad nacional y de la sociedad genera personas más débiles, influenciables y manejables”
José Luis Orella profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad CEU San Pablo, Doctor en Historia Contemporánea, especializado en pensamiento político en España y Europa central, por la Universidad de Deusto y de Derecho Político por la UNED. Autor de múltiples artículos y de mas de 20 libros, entre sus distintas publicaciones destacan “Poland and Spain in late Modern and Contemporary Civilisation and Culture”, “De fronteras hacia fuera: Polonia y España y sus aliados estratégicos y secundarios en el siglo XX”, o “De Le Pen a Le Pen”.
¿Qué opina de la situación actual en España? ¿Cree que se veía venir lo que está pasando?
José Luis Orella: Se ve claramente un proceso de aceleración. En la educación hemos visto que gracias a la descentralización autonómica se ha formado a las nuevas generaciones sin un sentimiento de pertenencia, y esto ha favorecido a estos egoísmos, a estas oligarquías nacionalistas que durante muchos años han sido un elemento de bisagra para formar el gobierno de la nación. Lamentablemente, los partidos nacionales, cuando han tenido mayorías absolutas, no se han puesto de acuerdo para cambiar una ley electoral injusta que tuvo su explicación durante la transición, pero de la que ahora podemos ver sus resultados nefastos. Un partido nacionalista de ámbito regional tiene mucha mayor representación que uno nacional con los mismos votos.
Habla de aceleración, ¿qué cree que la ha motivado?
Antes había un contexto que se llamaba constitucional y había unos límites, unas barreras invisibles que nadie se atrevía a cruzar. Pero ahora, si el Partido Popular ha comprado la agenda centrista de Ciudadanos, vemos que el PSOE ha comprado la agenda de Podemos, y lo que antes decía Podemos, ahora lo dicen los principales dirigentes socialistas. Así que tenemos una cabalgada en la que los nacionalistas quieren llegar a la formación de estados soberanos, y el Partido Socialista quiere llegar a una especie de federalismo. Pero si tenemos en cuenta que el autonomismo es ya una suerte de federalismo, el federalismo sería en realidad una confederación de estados libres.
Tendrían de facto la soberanía absoluta.
Además, teniendo en cuenta que el ejercito depende de la OTAN, las relaciones exteriores tampoco las monopolizaría el estado porque las autonomías tienen también sus propios servicios diplomáticos y la Jefatura del Estado ha estado desaparecida durante las últimas semanas, se percibe la debilidad del Estado.
¿Y Europa? No parece que vaya a reaccionar como ha hecho contra Hungría y Polonia.
Sí, hay un tratamiento injusto y se ve claramente que cuando un gobierno tiene una línea más soberanista o autónoma con respecto a las autoridades de Bruselas se les acusa de prácticamente atentar contra la democracia. Sin embargo, cuando en España se ve claramente el dominio sobre el poder judicial y su sumisión al ejecutivo, resulta que no pasa nada. Es un hecho de la mayor gravedad que está generando unas protestas en la calle de una parte muy importante de la sociedad, pero la Comisión Europea mira hacia otro lado.
De hecho, parece que la Comisión se ha enterado de lo que esta pasando en España por las protestas.
Las protestas han visualizado el problema a nivel internacional y han provocado la llegada de medios extranjeros, evitando que todo esto cayera en el más absoluto silencio. Si no llega a haber protestas ni la cobertura de esos medios, aquí no habría pasado nada.
El nuevo gobierno ha creado un ministerio de juventud e infancia y lo ha puesto en manos de una admiradora de Lenin. Hay también un intento cada vez mayor de controlar la educación de los jóvenes. ¿Qué importancia tiene la educación en todo este proceso?
La educación es uno de los elementos vitales para la conformación de la sociedad y de la comunidad nacional. Y desde hace décadas tenemos una educación fragmentada que ha sido entregada a las comunidades autónomas y que se ha convertido en un mecanismo de adoctrinamiento para determinados discursos políticos. Por otro lado, el utilitarismo ha ido minando elementos de las asignaturas humanísticas, como la literatura en el Siglo de Oro, y esto no sólo produce un empobrecimiento a nivel vehicular de nuestra lengua, sino también del sentimiento de pertenencia a la comunidad nacional. Lo mismo ha sucedido con la desaparición de la historia y esto ha causado que muchos jóvenes adopten el discurso de pertenencia a una nueva realidad y encima con unos resentimientos falseados de la historia que se han implantado durante décadas. Este proceso de separación no habría sido posible sin la invención de nuevos relatos y protagonistas.
La degradación de la comunidad nacional en diferentes partes minúsculas, que son más fáciles de manejar, y de la sociedad, cuya base es la familia y que se degrada mediante el individualismo, genera personas más débiles, influenciables y manejables.
Como señala, la historia es también víctima de esta educación, ¿tenemos que esperar una persecución contra los historiadores que contradigan la ley de memoria democrática?
Empieza un nuevo mandato que puede dar fácilmente una nueva vuelta de tuerca al estudio de la historia. En los libros de texto ya se está notando y ha habido muchísimas protestas de las asociaciones de padres que ven planteamientos que no son entendibles y que están totalmente alejados de la realidad histórica. El decreto ley de la memoria democrática no sólo intenta estigmatizar un período de la historia de España con unas interpretaciones absolutamente falseadas, sino que incluso elimina ciertos hechos. Por ejemplo, cuando se citan las constituciones se eliminan las elaboradas por los liberal-conservadores, porque se pretende dar a entender que la democracia sólo nace desde el lado izquierdo de la sociedad. Cuando hay una interpretación oficial, única y uniforme, eso tiene un nombre, y no es precisamente democracia.
Usted esta muy vinculado a Polonia y conoce muy bien ese país. ¿Esperaba el resultado electoral?
Esperaba la victoria de PiS (Ley y Justicia), pero veía complicada la mayoría absoluta. Pensé que era posible un mejor resultado de la Confederación y que eso pudiera dar lugar a una negociación entre ambas fuerzas, a pesar de la fuerte rivalidad, y a un gobierno de coalición en una línea nacionalista y patriótica.
De todos modos, el gobierno de Donald Tusk estará formado por muchos partidos y muy diferentes. Parece que solo les une estar en contra de PiS.
Sí, de hecho, una de sus primeras medidas es desmantelar el estado de bienestar que ha intentado mantener el PiS, llevar a cabo una fuerte privatización y acabar con sus políticas sociales. Estas medidas del partido de Tusk pueden hacerle chocar con sus aliados de la izquierda. Y, por otro lado, las políticas woke, el matrimonio homosexual y la ampliación del aborto, pueden enfrentarlo con sus otros aliados, como el Partido Campesino o Polonia 2050. Por tanto, va a ser muy difícil que puedan gobernar eficazmente.
¿Intentar llevar las políticas woke a una sociedad como la polaca no provocaría un verdadero choque de trenes?
Es un choque de trenes y es fundamental entender que Polonia no es sólo Varsovia o Poznan, el resto del país es mas conservador y cuenta con una sociedad civil fuerte, con asociaciones de todo tipo, think tanks y una presencia y unos cimientos muy sólidos. Van a presentar una oposición muy fuerte. Y luego tenemos unas elecciones europeas que van a ser un termómetro para toda Europa y esperemos que se produzca una recuperación del voto patriótico en Polonia.
¿No cree que una de las causas del desgaste de PiS es que la mayoría de los medios de comunicación polacos, en gran parte en manos alemanas, son progresistas?
Sí, incluso el periódico bandera de los conservadores, el Rzeczpospolita, ha pasado a ser, junto al izquierdista Gazeta Wyborcza, un enemigo acérrimo de PiS. Salvo Radio María no hay un grupo mediático que apoye al gobierno. No se ha dado a la lucha cultural la importancia que tiene y se ha creído que los éxitos del gobierno en materia económica y social servirían para mantener el apoyo popular. Ya hemos visto en otros casos que eso no es suficiente.
Al igual que en España, ¿considera que la movilización de la sociedad polaca puede ser la clave para revertir esta situación?
No cabe duda, y Polonia cuenta con una sociedad civil que puede dar esa batalla. Respecto a PiS, ha habido un divorcio importante entre el partido y el electorado joven urbano, y hay que recuperar ese segmento porque el PiS cuenta básicamente con un voto conservador, principalmente rural, de las generaciones anteriores que, lógicamente, cada vez están más envejecidas y que es necesario renovar con nuevos votantes. La lucha cultural y la apertura a un electorado más joven son la clave para revertir el momento actual.
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