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Oleksandr Shulga: “Occidente debe entender que, a diferencia de Putin, los rusos sí tienen límites”

2024-07-10
Tiempo de lectura: 6 min

Nuestra guerra es defensiva y busca expulsar al invasor y demostrarle al régimen y a la sociedad rusa que esta guerra no tiene sentido y que no van a conseguir nada.


El Dr. Oleksandr Shulga es el director del Instituto de Estudios y Análisis de Conflictos Rusos (IKAR), la única institución ucraniana que realiza un seguimiento sociológico de lo que ocurre en Rusia y que actualmente se centra en analizar lo que se publica en los medios y redes sociales rusos. Shulga cuenta con 16 años de experiencia avanzada en el campo de la investigación sociológica cuantitativa y cualitativa, y ha realizado estudios en diversos ámbitos, incluido el del riesgo potencial de escalada de tensiones e inestabilidad.

 

Álvaro Peñas: “Camino a Casa”, una asociación de madres y esposas de soldados rusos ha sido declarada hace poco como “agente extranjero”. ¿Es este, como lo fue en la guerra de Afganistán, el talón de Aquiles de Rusia?

Dr. Oleksandr Shulga: La sociedad rusa está en contra de una nueva movilización masiva y esa es, en mi opinión, la razón por la que aún no se ha producido. Esto también ha llevado a un aumento significativo del dinero que se ofrece a los voluntarios por alistarse, de un millón de rublos (unos diez mil euros) a un millón setecientos mil rublos en algunas regiones (17.000 euros). Está es una señal muy clara de que el régimen ruso está desesperado por conseguir reclutas debido a la elevadas bajas. Evidentemente, sería mucho más barato anunciar una movilización masiva, pero no lo hacen, e incluso los ultranacionalistas que exigían la movilización están en la cárcel o callados por miedo a ser detenidos.

Es un gran problema para el régimen, que necesita tiempo para acumular recursos humanos y equipo, y es la razón por la que quiere congelar el conflicto, una especie de Minsk 3.

Las organizaciones de madres y mujeres de soldados, como “Camino a Casa”, son un problema porque el régimen no puede encarcelar y reprimir a sus miembros abiertamente, pero puede restringir sus actividades con la declaración de “agentes extranjeros”.

El dinero, al menos con los extranjeros, se gana si se sobrevive. No sé paga si el soldado ha desaparecido. Por ejemplo, en el hundimiento del Movska, Rusia afirmó que hubo un muerto y 27 desaparecidos.

Así es, los familiares de los muertos en combate reciben dinero, pero los de los desaparecidos en combate no reciben nada. Ha habido casos en los que si los cuerpos están irreconocibles, por las heridas sufridas a manos de la artillería o los drones, no se reconoce su identidad y, por tanto, nadie recibe su compensación económica. La atmósfera en Rusia es que su gobierno tiene una absoluta despreocupación por los soldados o sus familias. No es un modelo de ejército muy humano.

Otro punto muy importante es el de los enormes salarios si sobrevives, pero esto no es únicamente con los mercenarios de África o Nepal, también ocurre con soldados rusos. Visto lo que está ocurriendo en el frente, podríamos decir que el ejército ucraniano está ahorrando mucho dinero al presupuesto militar ruso.

Un grupo de soldados publicó un vídeo denunciando que les habían enviado a Rostov para un examen médico, pero que los llevaron al frente. ¿Qué clase de ejército hace eso?

Un ejército que necesita “carne de cañón”. También es importante señalar la disonancia que hemos visto con los criminales y violadores que han podido volver a casa, en algunos casos para volver a cometer criminales, después de seis meses de servicio. Sin embargo, los soldados movilizados no volverán a casa hasta que finalice la “Operación Militar Especial”.

Es decir, los que han cumplido la ley llevan en la guerra desde hace más de un año y no tienen perspectivas de volver a casa. Esto aún no ha dañado al régimen del Kremlin porque los soldados movilizados proceden de zonas muy distintas y dispersas de Rusia.

La movilización es enorme en regiones como Buratia, un 10%, mientras que San Petersburgo sólo afecta a un 0,2%.

La movilización se evita en los lugares en donde se pueden producir protestas o donde la capacidad de organización de las familias es mayor. Es algo muy cínico, pero es lógico.

Pero el coste actual en vidas del ejército ruso, ¿no obligará al Kremlin a una movilización mayor?

Creo que el reclutamiento de extranjeros aumentará y, de hecho, esta es la mejor prueba de los problemas que plantea una movilización. No obstante, su número parece insuficiente para cubrir las necesidades de Rusia en el frente. Los proyectiles y los drones se pueden conseguir en otros países, pero los soldados no. Por esa razón Rusia ofrece enormes cantidades de dinero para animar a los voluntarios.

Tras la visita de Putin a Corea del Norte, parece que el régimen comunista podría enviar soldados a Ucrania, aunque parece que a retaguardia.

Sí, la cuestión es retrasar una nueva movilización porque, indudablemente, el régimen de Putin no tiene ningún problema con una guerra prolongada, porque no tiene límites ni ninguna restricción moral. Pero la sociedad rusa, la que está poniendo los muertos, puede reaccionar ante los fallos de su ejército o los éxitos ucranianos, y eso sí puede afectar al desarrollo de la guerra. Es importante que entiendan esto en Occidente, a diferencia de Putin, los rusos sí tienen límites.

Parece que, al fin, los primeros F16 están operativos en Ucrania. ¿Las armas occidentales, a pesar de llegar mal y tarde, marcan la diferencia?

Desde luego. El uso de armas precisas como los HIMARS sobre el territorio ruso tuvo efectos inmediatos en las operaciones enemigas contra Kharkiv, que han terminado siendo un fracaso. Imaginemos el efecto que pueden tener armas de mayor alcance. También es muy común escuchar que las armas occidentales, como los F16, no van a suponer ningún cambio porque su número es irrelevante; lo mismo se dijo de los Javelin, de los M777 o de los HIMARS. Lo cierto es que esas armas marcan la diferencia y todas ellas serán decisivas para ganar la guerra; la mejor prueba es que Ucrania aún sigue resistiendo a las tropas rusas y defendiendo el frente.

Nuestra misión no es conquistar Rusia, no queremos eso. Nuestra guerra es defensiva y busca expulsar al invasor y demostrarle al régimen y a la sociedad rusa que esta guerra no tiene sentido y que no van a conseguir nada.

Sin embargo, parece que la mayor parte de la sociedad rusa sigue confiando en la narrativa oficial.  ¿Cree que los medios rusos son tan eficaces en Rusia como lo son distorsionando la realidad en Occidente?

La propaganda en los países occidentales es muy peligrosa y tiene mucho éxito. Un buen ejemplo fue la maniobra de Putin ante la conferencia de paz en Suiza: “Dadme cuatro regiones enteras y de inmediato habrá un alto el fuego y la paz”. Hizo lo mismo que Hitler hace 90 años en Austria o Checoslovaquia. Muchos en Occidente han olvidado el pasado y escuchan estos cantos de sirena que no son más que mentiras.

Respecto a los rusos, la propaganda emplea todos los mitos y prejuicios de su sociedad. Por ejemplo, el antiamericanismo, el antioccidentalisno o la superioridad de Rusia sobre otros pueblos. Así, se presenta a los ucranianos bajo ese prisma y se afirma que la guerra busca “liberar a los ucranianos” de esos males. Ese bien mayor justifica la guerra de agresión y todo lo que conlleva. Es mentira, sí, pero usa unos argumentos muy arraigados en el público ruso y por eso es tan eficaz. Además de que los propaganda, a diferencia de la verdad, no tiene límites.

 

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