Los ojos de toda Europa están puestos en Rumanía y parece muy poco probable la impugnación de la candidatura de George Simion, que representa a la segunda fuerza política del país.
Desde que el Tribunal Constitucional anuló las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado, alegando problemas constitucionales, pero sin ofrecer una justificación clara, la política rumana ha entrado en una espiral de inestabilidad e incertidumbre. A la inesperada victoria de Călin Georgescu en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, se unió el sorprendente segundo puesto de Elena Lasconi, cuyo partido tuvo un pésimo resultado en las elecciones generales apenas una semana después. Los dos grandes partidos que han dirigido Rumanía desde hace cuarenta años, los socialdemócratas y los nacional-liberales, quedaron, también sorprendentemente, fuera de la segunda vuelta. Para muchos rumanos, que ni siquiera habían votado a Georgescu, esta, y no las acusaciones de injerencia rusa, fue la verdadera razón por la que el establishment rumano anuló las elecciones.
Muchos consideran que con este caso se ha creado un precedente muy peligroso, algunos incluso lo califican como un golpe de Estado, temiendo que lo sucedido en Rumanía pueda llegar a repetirse en cualquier otro país de la Unión Europea. Finalmente, el Tribunal Constitucional prohibió a Georgescu presentarse a las elecciones, como era previsible porque de lo contrario la anulación electoral habría quedado en entredicho, pero su testigo como candidato antiestablishment, aunque marcando las diferencias que le separan con Georgescu, ha sido recogido por George Simion, presidente de la conservadora Alianza por la Unión de los Rumanos (AUR) y vicepresidente del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que ha presentado su candidatura para las próximas elecciones presidenciales del 4 de mayo.
Políticos de ECR, como el sueco Charlie Weimers y el polaco Mateusz Morawiecki, han mostrado su apoyo a la candidatura de Simion. Weimers advirtió sobre un posible intento de bloquear la candidatura de George Simion: “Si esto ocurre, ya no habrá un candidato de derechas en las elecciones presidenciales de Rumanía”. Morawiecki, ex Primer Ministro polaco y actual líder del ECR, comparó la situación de Rumanía con la de Polonia, donde el gobierno está llevando a cabo una campaña de acoso contra la oposición, y advirtió también de que lo ocurrido constituye una grave amenaza para la soberanía nacional.
Otros apoyos han venido del grupo Patriots for Europe e incluso de Estados Unidos. PfE emitió una declaración de apoyo al pueblo rumano “en la defensa de su democracia”, señalando que “respetar la voluntad de los votantes es la base de una sociedad libre. El mundo nos observa”. Desde Estados Unidos, William Branson Donahue, presidente del College Republicans of America, destacó la “visión audaz y patriótica de George Simion para el futuro de Rumanía”.
Respaldado por todo este apoyo internacional, Simion presentó su candidatura el pasado viernes. La candidatura fue aceptada por el Comité Electoral, pero se registraron tres impugnaciones en su contra que finalmente fueron rechazadas por el Tribunal Constitucional el domingo. No obstante, aún podrían surgir obstáculos legales que pongan en peligro la candidatura de George Simion, puesto que la validación definitiva no se producirá hasta mañana martes.
Tras la sentencia, Simion lanzó un mensaje contundente: “Hoy, Rumanía y Europa han dado un paso adelante en favor de la democracia. Se ha restablecido el derecho fundamental a presentarse a las elecciones. Sin embargo, seguimos vigilantes. Nos sigue preocupando que el Tribunal Constitucional encuentre la manera de bloquear mi candidatura. No descansaremos hasta que haya transcurrido el plazo legal el martes”.
Los ojos de toda Europa están puestos en Rumanía y parece muy poco probable la impugnación de la candidatura de George Simion, que representa a la segunda fuerza política del país. Una vez validada, empezará una durísima carrera electoral que pondrá a prueba la integridad democrática de Rumanía y en la que, de nuevo, puede haber grandes sorpresas.
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