“El miedo es el argumento favorito del Kremlin y el más utilizado por la propaganda rusa”: Una entrevista con Oleksandr Shulga
El Dr. Oleksandr Shulga es el director del Instituto de Estudios y Análisis de Conflictos Rusos (IKAR), la única institución ucraniana que realiza un seguimiento sociológico de lo que ocurre en Rusia y que actualmente se centra en analizar la propaganda rusa a través de lo que se publica en los medios y redes sociales rusos. Hablamos de los últimos procesos electorales en Georgia y Moldavia, de la victoria de Donald Trump y de la situación en Kursk.
Álvaro Peñas: Hemos tenido elecciones en Georgia, Moldavia y los Estados Unidos, ¿qué narrativas ha empleado la propaganda rusa en todos estos casos?
Dr. Oleksandr Shulga: El enfoque más común es el uso del miedo a la guerra, la propaganda rusa lo usa como una herramienta una y otra vez para influir en estos países: el miedo a que se repita la guerra de 2008 en Georgia, la de 1992-1994 en Moldavia, y el miedo a la guerra nuclear en Estados Unidos y en todo Occidente. En estos países también se ha explotado esta narrativa por algunos de los partidos que han concurrido a las elecciones, por ejemplo, Sueño Georgiano lo ha usado explícitamente poniendo imágenes de ciudades ucranianas destruidas. En Moldavia ha sido igual, elegir a Maia Sandu y cambiar la constitución nos lleva a la guerra. Otra estrategia es el euroescepticismo, presentando a Rusia como un proveedor más fiable y barato de gas y electricidad que la Unión Europea, en esta narrativa la calidad de vida caerá si se produce un acercamiento a Occidente. También se ha empleado el relato de que una buena relación con el Kremlin permitiría la reintegración de Transnistria con Moldavia y de Absajia con Georgia, algo que sería imposible si se eligen a candidatos proeuropeos.
La victoria de Maia Sandu ha sido una mala noticia para el Kremlin. Contra Moldavia ya se han utilizado las mismas narrativas que se usaron contra Ucrania, desde el nazismo a la persecución de la minoría rusa, ¿qué cree que pasará ahora?
El problema para Rusia es que en Moldavia, a diferencia de Georgia, no pueden utilizar la fuerza bruta o la amenaza de ella. Por supuesto, intentarán influir la política interna mediante amenazas o sobornos. De hecho, en las elecciones se denunciaron muchos casos de compra de votos para el candidato prorruso; el soborno de las élites locales en un país tan pequeño no requiere un gasto considerable para Rusia. No obstante, la cuestión es que Ucrania no puede permitir la interferencia rusa porque estamos hablando de nuestra retaguardia con la que tenemos frontera en el oeste y en el sur.
A raíz del permiso de los aliados para emplear misiles occidentales en territorio ruso, el miedo a la guerra está a la orden del día con las nuevas amenazas nucleares de Putin.
Sí, el miedo es el argumento favorito del Kremlin y el más utilizado por la propaganda rusa en este momento. Si se quiere evitar la guerra hay que buscar la paz, lo que en realidad significa dejar de ayudar a Ucrania, y quitar las sanciones, es decir, volver a hacer negocios con Rusia. Este discurso es el mismo que repiten gobiernos como el eslovaco o el húngaro que, por supuesto, dejan claro que no están de acuerdo con lo que Rusia hace en Ucrania, pero que defienden sus intereses y sólo buscan la paz. Esta es una narrativa cada vez más habitual en las elecciones nacionales de los países europeos.
En los canales de la televisión rusa y en los mensajes de sus redes sociales se insiste en la idea de que el apoyo a Ucrania llevará la guerra a los países que sostengan ese apoyo u obligará al envío de soldados, como en el caso de Estados Unidos. Ahora ese discurso se ha vuelto a radicalizar, porque no es la primera vez, y se muestran los lugares en los que caerían sus misiles nucleares.
Se ha presentado a Trump como el candidato más favorable para Putin, sin embargo, la televisión rusa no parece tener un buen recuerdo de su primer mandato y la respuesta a su victoria fue mostrar fotos antiguas de su mujer desnuda. ¿A qué cree que se debe esta respuesta?
La razón es que tuvieron una experiencia negativa con Trump. En 2016 celebraron su victoria con champan pensando que sería muy fácil llegar a un acuerdo con él y engañarlo como el estúpido americano que creían que era. No tuvieron éxito y lo único que ahora saben de Trump es que no saben nada de Trump. Si Kamala Harris hubiera ganado las elecciones, podrían calcular con bastantes probabilidades de acierto lo que iba a hacer en los próximos meses, pero no se puede predecir que va a hacer Donald Trump. Además, durante su mandato hizo cosas que no gustaron nada a Rusia, como atacar a los mercenarios del grupo Wagner en Siria bajo su orden directa. Y fue él, no Biden ni Obama, el que entregó los ‘javelin’ a Ucrania. Con Trump, las posibilidades de Rusia para llegar a un buen acuerdo pueden estar a un 50-50, y por esa razón vemos como están arrojando carne a la picadora para dar la imagen de que Rusia avanza inexorablemente y que está ganando la guerra.
Sin embargo, la mayoría de los medios occidentales han presentado la victoria de Trump como un desastre para Ucrania.
Hay un dicho para eso: es mejor tener un final horrible que un horror sin fin. Ni Rusia ni Ucrania saben que va a hacer Donald Trump. Ucrania ha sido muy paciente con las dudas y vacilaciones de Biden, mientras pagamos el precio más alto. La ayuda ha sido lenta y sometida a los cálculos políticos de los Demócratas: ahora un puñado de misiles, luego un puñado de tanques, después un puñado de F16, etc. No quiero parecer desagradecido, pero se podía haber hecho mucho más y, sobre todo, mucho más rápido. Se nos han dado armas para que no perdiéramos la guerra, pero no para ganarla, y mientras no estamos perdiendo ni tampoco estamos ganando, seguimos pagando el precio más alto cada día; todos los días mueren civiles y eso no puede convertirse en un hecho rutinario. Con Trump existe la posibilidad de que eso cambie una vez que se de cuenta de que eso es lo mejor para los Estados Unidos y para el resto del mundo civilizado.
Antes mencionaba cómo Rusia intenta avanzar en el campo de batalla, sin embargo, Kursk parece haberse convertido en el talón de Aquiles de Putin, ¿qué dice la propaganda rusa sobre esto?
La propaganda rusa está tratando de desviar el foco de lo que sucede en Kursk y se está centrando en tres asuntos. Por un lado, los avances en el Donbás, como, por ejemplo, la captura en octubre de Vuhledar, una pequeña ciudad de 14.000 habitantes, que fue presentada como una gran victoria e incluso Putin la mencionó en varias ocasiones. Otro asunto muy repetido por la propaganda ha sido la reunión de los BRICS en Khazan que ha sido mostrada como prueba de que Putin tiene amigos y Rusia no está aislada y cuenta con el apoyo de la mayoría de los habitantes del planeta. Y el último asunto ha sido la inmigración, mostrando redadas contra ilegales y deportaciones. Rusia necesita trabajadores para su economía, sobre todo en un momento en el que las bajas en el frente y el reclutamiento significan una reducción de la fuerza de trabajo, pero en caso de un fracaso militar siempre puede recurrir al “enemigo interno”, y, ante la falta de una oposición real, los inmigrantes son los únicos que pueden cumplir ese rol.
¿Hay reacciones ante la incapacidad de Rusia para echar al ejército ucraniano de Kursk?
El fracaso en Kursk fue silenciado artificialmente en los canales rusos, pero tenemos evidencias de que está generando descontento. Por ejemplo, en octubre, en una muestra de 200.000 mensajes en los que se mencionaba a Putin, un 57% hablaban del líder ruso de una manera negativa. En septiembre sucedió lo mismo, y los comentarios negativos alcanzaron el 60%. Los rusos tienen miedo a protestar contra los que están al mando, pero aún pueden mostrar su descontento de este modo.
¿Cree que ese descontento va a aumentar en los próximos meses?
Mi predicción es que este nivel de descontento va a aumentar; el Kremlin intentará reducirlo hablando de guerra nuclear, de victorias o presentando el fin de la guerra como una victoria geopolítica, pero no parece que esto vaya a cambiar la tendencia, sino todo lo contrario. La última amenaza de Putin a Ucrania y Occidente con el uso del misil ‘Oreshnik’ puede tener un efecto adverso peor que la inflación y los altos precios, porque puede extender el miedo de una guerra nuclear entre los propios rusos. De un modo parecido a lo que sucede con la movilización forzosa, que genera un enorme rechazo entre los rusos como han demostrado varias encuestas, los rusos no quieren enfrentar una posible amenaza nuclear en la que no tienen nada que ganar. Creo que el descontento irá en aumento y la legitimidad de Putin se va a deteriorar.
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