A pesar de la condena del Parlamento Europeo del totalitarismo comunista, los gobiernos “progresistas” intentan borrar el recuerdo de sus víctimas.
Hace 82 años, en enero de 1942, se produjo uno de los crímenes más brutales de los partisanos comunistas de Tito. Mihajlo Mandić, era un veterano condecorado de la Primera Guerra Mundial que residía con su familia en Lug, un pequeño pueblo cerca de Kolašin, hoy uno de los centros turísticos más famosos de Montenegro. Debido a su pasado militar, los partisanos quisieron reclutar a Mandić, pero descubrieron que su hijo Miljan estaba con los chetniks. Ese fue motivo suficiente para asesinarlos a él y a dos de sus hijos, Radosav y Jovan, durante la Nochebuena ortodoxa. Los asesinos marcaron su tumba con el perro de Mandić, crucificaron al animal y escribieron en una pizarra que aquello era una “tumba para perros”. Después, se produjo una salvaje masacre en la que los comunistas se asesinaron a 240 personas (según algunas fuentes 373). Muchas de las victimas fueron torturadas antes de morir: les arrancaron los dientes, les rompieron brazos y piernas, y muchos fueron desmembrados e incluso decapitados. Los partisanos huyeron de la zona tras cometer el crimen y nadie se acercó a las fosas comunes hasta que llegaron las fuerzas del comandante Milorad Joksimovic, que ordenó la exhumación de los restos: Todos nos quedamos sin palabras ante este horrible crimen, especialmente los familiares. No pueden reconocer los cuerpos de sus seres queridos porque están completamente mutilados y sin partes individuales. Tienen los brazos y las piernas rotas, les han arrancado los dientes cuando aún estaban vivos; les han destrozado el cráneo con estacas, y los golpes en sus cuerpos los oyeron los habitantes de las casas cercanas aquella noche antes de Navidad. Este es, de hecho, un verdadero infierno en la tierra en el que fueron sumidos, y cuyas víctimas fueron los justos, los serbios ortodoxos y las personas con conciencia nacional. Se trataba de personas de todas las clases sociales, desde jueces hasta trabajadores corrientes. Su único pecado fue no aceptar el comunismo impío.
Estos horrendos crímenes también se produjeron en Eslovenia durante y después de la guerra, y en algunos casos los asesinos enterraron perros con sus víctimas. Así ocurrió en las fosas del desfiladero de Iška, descubiertas en mayo de 2017, donde se encontraron los restos de 53 personas: 15 hombres, 13 mujeres -incluida una mujer embarazada en su último o penúltimo mes de gestación- y 25 niños menores de 14 años -un niño de un año, uno de cuatro, 8 de entre dos y seis años y 14 de entre siete y trece años. Se trataba de familias romaníes que fueron asesinadas por los partisanos el 17 de mayo de 1942. Junto a sus cuerpos se encontraron los restos de dos perros.
La lista de crímenes cometidos por los partisanos de Tito es enorme y lugares como Huda Jama, la “cueva de los horrores”, o Kočevski Rog se han convertido en sinónimos del terror comunista. Eslovenia ha realizado un enorme esfuerzo por documentar todos estos crímenes a través de la Comisión sobre fosas comunes ocultas en Eslovenia, dirigida por Jože Dežman, que ha sacado a la luz a unas 100.000 víctimas en 581 fosas comunes. Para entender la magnitud del crimen, basta decir que en las dos semanas posteriores al final de la guerra, los comunistas asesinaron a más de 15.000 eslovenos, el 1% de la población. El 12 de mayo de 2022, el gobierno del conservador Janez Janša declaró el 17 de mayo “Día Nacional del Recuerdo de todas las víctimas del comunismo”, eligiendo esa fecha porque el crimen de Iška fue la primera masacre de civiles en territorio esloveno. El gobierno de Janša justificó su decisión en base a que “la norma civilizatoria de que los autores de actos de violencia y maldad se midan con los mismos criterios” y “en un esfuerzo por evitar que se repitan los acontecimientos más trágicos de nuestra historia”.
Sin embargo, el recuerdo por las víctimas del comunismo sólo se celebró ese año. La llegada al poder del ecologista-liberal Robert Golob, gracias a su coalición con la izquierda bendecida por Bruselas, cambió radicalmente la percepción del pasado comunista en Eslovenia. Un día antes del día del recuerdo, el 16 de mayo de 2023, el gobierno esloveno revocaba su celebración. Para cambiar esta decisión, el historiador esloveno Mitja Ferenc registró una petición en diciembre de 2023 en el Parlamento Europeo (se puede firmar aquí) para pedir respeto por las víctimas de las masacres comunistas en Eslovenia. “Bajo el régimen comunista, cientos de miles de eslovenos se vieron afectados por la violencia comunista en diversas formas y muchos de los que resistieron al sistema comunista y a la represión ideológica en cualquiera de sus formas han caído en el olvido”. Ferenc pide al Parlamento Europeo que rinda homenaje a las víctimas de la violencia comunista en Eslovenia y que condene la decisión del Gobierno de Golob de revocar el Día Nacional del Recuerdo. Para ello, apoya su petición en varias declaraciones, como la Declaración de Praga sobre la conciencia europea y el comunismo de 3 de junio de 2008, la Resolución del Parlamento Europeo de 2 de abril de 2009 sobre la conciencia europea y el totalitarismo, la Declaración de Vilnius adoptada por la OSCE el 3 de julio de 2009 y el establecimiento del Día Europeo de Conmemoración de las víctimas de todos los regímenes totalitarios y autoritarios. Sin embargo, a pesar de la condena del Parlamento Europeo del totalitarismo comunista, los gobiernos “progresistas” intentan borrar el recuerdo de sus víctimas.
Lo ocurrido en Eslovenia no es, desgraciadamente, algo excepcional. En España, los socialistas han impulsado leyes de memoria histórica con el apoyo de separatistas y comunistas, en las que los crímenes de la izquierda durante la Guerra Civil están siendo silenciados y sus víctimas relegadas al olvido. Desde la aprobación en 2023 de la “ley de memoria democrática”, los comisarios políticos identificaron mas de 6.000 elementos franquistas que no habían sido eliminados con la anterior “ley de memoria histórica”; entre ellos se encuentran las cruces en recuerdo de los asesinados por socialistas, comunistas y anarquistas. En Polonia, el nuevo gobierno de Donald Tusk, apoyado por la izquierda, anuncia recortes presupuestarios para el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), que ha denunciado por igual los crímenes de nazis y comunistas en Polonia. “Habrá recortes significativos en el presupuesto del IPN, que será objeto de importantes reformas”, declaró Michał Szczerba, diputado de la Plataforma Cívica. Vistas las recientes actuaciones del gobierno polaco, sólo cabe esperar lo peor.
En “1984”, George Orwell afirmaba que “quién controla el pasado controla el futuro: quién controla el presente controla el pasado”. La distopia totalitaria de “1984” parece el manual de instrucciones de una clase de políticos que también emplea la “neolengua” para camuflar sus verdaderas intenciones. Así, bajo bonitas palabras como “progreso” y “democracia” se está dando una batalla por la historia que, bajo el pretexto de defender la libertad del fantasma del fascismo, pretende blanquear los crímenes del comunismo y condenar a sus víctimas al olvido. Si no queremos que puedan repetirse hechos tan atroces ni estar sometidos por un totalitarismo blando que emplea hipócritamente el doble rasero, tenemos que pelear esta batalla.
Photo: Portal GOV.SI
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