“La mejor arma contra la propaganda es el sentido común y la intuición”: Una entrevista con Jorge Gómez
Jorge Gómez es oficial de la Armada en situación de Reserva y ha trabajado en el campo de la inteligencia durante su etapa en el CESID/CNI, de 1992 a 2018, siendo especialista en dirección de equipos, gestión de crisis e Inteligencia de Fuentes Humanas (HUMINT). En 2018, fundó High Strategies Inteligence (HSI), una consultora de inteligencia, que trabaja en el ámbito de la inteligencia estratégica y competitiva para la empresa. Es autor de “Los secretos de la contrainteligencia - Espionaje, factor humano y tecnología en una lucha secreta dentro y fuera de España”, un libro en el que analiza la inteligencia y contrainteligencia, las campañas de desinformación y las operaciones de influencia, y que se publica a mediados de enero.
Alvaro Peñas: ¿Por qué cree que tiene tanto éxito la desinformación en asuntos como la inteligencia?
Jorge Gómez: Porque la polarización vende, genera ingresos y te hace tener miles de seguidores, pero carece por completo de profesionalidad. Le pongo un ejemplo, en el atentado con bomba contra el general ruso responsable de las armas químicas y nucleares, el debate en las redes sociales ha circulado en torno a cómo se produjo el atentado, pero el enfoque profesional es que es el cuarto o quinto atentado de los servicios ucranianos que se produce en Moscú, lo que representa una prueba palpable de que podrían matar a cualquiera. ¿Por qué? Por dos cuestiones, por un lado, porque es muy probable pensar que disponen de una red de agentes en territorio ruso y, por otro, porque disponen de información de las agencias occidentales, como la CIA, el MI6 o incluso nosotros.
Esto también es una prueba de la ineficacia de los servicios secretos rusos.
Desde luego. No es difícil imaginar el enfado de Putin con el FSB después de atentados como este, pero es que los errores se llevan produciendo desde el principio de la invasión, cuando FSB, GRU y SVR le contaron a su líder lo que quería escuchar. Esto tiene una explicación y es más que evidente después de ver un video en el que el director del SVR le lleva la contraria a Putin públicamente y, después de la contestación del presidente ruso, empieza a balbucear y le acaba dando la razón. Es muy difícil trabajar con un líder así y esto provoca la ineficacia de los servicios. En la ofensiva contra Ucrania se equivocan por completo y creen contar con el apoyo masivo de la población, lo que convierte a una operación militar especial de tres días en una ratonera y en una guerra de casi tres años.
Desgraciadamente, los Estados Unidos no son leales con Ucrania ni con Europa porque podrían enviar masivamente armamento para ganar la guerra, pero están jugando a desgastar a Rusia mientras Ucrania pone los muertos. No envían lo necesario y lo tienen. Ahora se está hablando de la llegada de Trump y de que Europa debería hacerse cargo del peso del apoyo a Ucrania si se cierra el grifo estadounidense, pero el problema es que Europa no tiene capacidad. Es verdad que la guerra ha descubierto las debilidades rusas, más para nosotros que para los estadounidenses, pero también ha expuesto nuestras vergüenzas. España, si entra en combate, no dura ni una semana: no tenemos munición, ni combustible, ni lo más básico. Yo fui dotación del S-71, que lleva más de cuarenta años en activo cuando nació para tener una vida útil de 25, es decir, que es una herramienta que cuenta como número, pero poco más. Y el S-81 salió sin la característica que le convierte en un arma eficaz, la PIA (propulsión independiente de aire), y lo instalaron cuatro años después de su botadura. Al final, España, con un litoral inmenso, tiene dos submarinos y uno sólo sobre el papel. Y en los servicios de inteligencia pasa lo mismo.
¿El problema de fondo con la defensa y la inteligencia es la falta de visión de Estado?
Así es. Esa falta de visión de Estado se traslada al presupuesto y a todo lo demás. Cuando me plantean si el CNI es tan eficaz como el MI6, mi respuesta es que sí, pero la diferencia es que los británicos tienen un presupuesto 25 veces mayor que el nuestro. Los servicios, como el ejército, son un reflejo de nuestra sociedad. Nuestro ejército puede ser muy eficaz y lo ha demostrado en las misiones internacionales, el problema es que para mantener a una unidad desplegada en el exterior se está canibalizando el material de otras unidades aquí. Hemos vivido años de una política de “No a la guerra”, y de reducción del presupuesto de defensa, y eso tiene consecuencias.
Afortunadamente, esos planteamientos ya no están encima de la mesa en la mayoría de los países europeos.
Sí, e incluso los extremistas de izquierda lo dicen con la boca pequeña. ¿Por qué? Porque la gente tiene miedo de lo que puede pasar en caso de conflicto. No obstante, a mi entender, tenemos un problema gravísimo porque somos un país sin cultura de seguridad y defensa, y no le digo nada si hablamos de cultura de inteligencia. Lo vemos continuamente con personajes como Pedro Baños, que se vende como experto en inteligencia sin haber estado en una guerra, por haber sido jefe de contrainteligencia del Eurocuerpo, algo que se vende muy bien, pero que en el fondo no es nada. O Fernando Cocho, que hace lo mismo porque “supuestamente” habría colaborado con el CNI. Pero más allá de estos personajes, yo voy contra su mensaje que es coincidente con el de la propaganda rusa y es dañino. Yo estoy a favor de nuestra política exterior y de nuestra pertenencia a organismos internacionales, y, además, por mi preparación y experiencia personal, que me ha llevado a pelear mucho tiempo en contrainteligencia con los rusos, sé perfectamente lo que representa el Kremlin y no me van a vender lo contrario. Encima todo esto lo hacen con la excusa del patriotismo, cuando sólo hay interés personal. Es miserable y me repugna profundamente.
¿Entrarían en la definición de “agentes de influencia”?
Sí, en el campo de los servicios de inteligencia a este tipo de personas se les denomina “agentes de influencia”. Esto no es nuevo, pero lo que pasa es que antes, un agente de este tipo, salvo que ostentase un gran puesto de responsabilidad, tenía una influencia pequeña y local, ahora, con las redes sociales y el nuevo modelo de comunicación, un individuo de estos es peligrosísimo porque pone el mensaje en 300.000 mentes. Hay algo en lo que no nos fijamos, y es que los rusos pueden ser muy torpes en el campo militar, pero en este aspecto de la inteligencia son muy buenos. Además, nosotros no estamos convencidos de que estamos en una guerra, pero ellos sí y ejecutan acciones de inteligencia en ese sentido. Y ni siquiera Rusia el actor principal, lo es China, que tiene una estrategia económica. Rusia es un arma en sus manos.
Esa falta de entendimiento de la realidad que niega que estamos inmersos es un conflicto, ¿es consecuencia de la falta de liderazgo en Europa?
Por supuesto, porque los países que han podido liderar han seguido políticas en los que sólo han mirado por sus intereses. La gran señora Merkel, que acaba de publicar su biografía, es una traidora a Europa que defendió los intereses alemanes frente a los del resto. No hay que olvidar que nació en la extinta RDA, la Alemania comunista, y colaboró, como los socialdemócratas alemanes, en la guerra económica contra Europa con el Nord Stream. Si no hay una mentalidad europea es muy difícil hacer frente a un enemigo común.
Usted conoce bien Rusia, sin embargo, hay una mitificación muy extendida en Occidente sobre el régimen de Vladimir Putin.
Sí, porque el desconocimiento es sustituido con la propaganda. Hay tres cosas que caracterizan a Rusia: la brutalidad de su régimen, el miedo y la delación. Sí le preguntas a un joven español por el CNI, la mayoría no sabrá qué es, pero si preguntas a un joven ruso sabe perfectamente lo que fue el KGB y lo que es ahora. Cuando estuve en Moscú en 1990, la guía-controladora nos enseñó el edificio de la Lubianka, entonces sede del KGB, y nos dijo que era el edificio más alto de la Unión Soviética: “¿Saben por qué? Porque desde cualquiera de sus cinco plantas se puede ver Siberia”. Desgraciadamente, las cosas siguen igual en Rusia.
Porque conozco lo que tenemos enfrente, es tan importante hacer frente a toda su propaganda y combatirla con la verdad; rebatir constantemente esos argumentos falsos y hacerlo las veces que sea necesario. Es una guerra desigual porque en el otro lado hay profesionales. El peligroso no es el Baños de turno, que no es más que una herramienta, sino los profesionales que envían los mensajes y que trabajan contra nosotros.
¿Y cómo se combate la propaganda?
La mejor arma contra la propaganda es el sentido común y la intuición. Cuando vemos noticias raras que no salen en ningún medio tradicional y aparecen en medios de comunicación con nombres rimbombantes, o documentos sin ninguna clase de identificación, es muy probable que estemos ante una manipulación de libro, como los soldados franceses caídos en Ucrania o los miles de muertos por frío en Europa por las sanciones a Rusia. Es una vergüenza y es dramático pensar que hay una parte de la población que no quiere hacer ningún esfuerzo mental y se traga todas estas mentiras, pero hay que pelear y eso significa que las personas que tienen conocimiento de estos asuntos tengan más visibilidad porque no hay que dejar que el mensaje del enemigo cale en nuestra sociedad.
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