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Rubén Herrero de Castro: “Rusia ha querido comportarse como una superpotencia, pero no lo es”

2023-06-11
Tiempo de lectura: 10 min
Entrevista con Rubén Herrero de Castro, doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y Profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas de dicha universidad. Es investigador del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Unidad de Investigación sobre Seguridad y Cooperación Internacional. Autor de varios libros entre los que destacan La Realidad Inventada. Percepciones y proceso de toma de decisiones en política exterior (2007) y John F. Kennedy y Vietnam. La caída de Camelot (2011). Rubén Herrero colabora asiduamente con distintos programas de radio y televisión.

 

Alvaro Peñas: Después de quince meses de guerra, Rusia no ha logrado doblegar a Ucrania. ¿Se ha creído Putin su propia propaganda? ¿Rusia ha querido volver a ser la Unión Soviética?

Rubén Herrero de Castro: La guerra de Ucrania no es una cuestión de creerse la Unión Soviética o el Imperio Ruso, la cuestión es si Rusia es una superpotencia, y no lo es. Otra cosa es que haya querido comportarse como una superpotencia, y que una superpotencia deba comportarse como lo ha hecho Rusia. Hoy en día, Rusia es una potencia intermedia relevante gracias a las armas nucleares y a sus recursos energéticos. Ni más, ni menos. Y una potencia así no puede soñar con que todavía existe un espacio soviético al alcance de la malo. Rusia no está en condiciones de determinar qué país entra en la OTAN o en la UE, ni determinar el perímetro de seguridad de la OTAN o EEUU en Europa. Lo decía Tucidides, en la guerra del Peloponeso: “los fuertes hacen lo que tienen poder para hacer, y los débiles aceptan lo que han de aceptar”. Rusia tendría que haberse integrado en la sociedad internacional, haber construido relato, y no invadir un país soberano con pretextos como el perímetro de seguridad de EEUU, OTAN y la UE, o el argumento de la “desnazificación”. Después de más de un año, la situación es desastrosa. El supuesto segundo ejército del mundo tiene 65.000 millones de dólares de presupuesto, Rusia es lo que es por sus armas nucleares.

¿A cuánto asciende el presupuesto militar de España?

Contando todas las partidas asociadas, entre 12-15.000. Rusia, con todas las partidas, en torno a 75-80.000. EEUU tiene un presupuesto de 800.000 millones de dólares. No juegan en la misma liga, incluso Arabia Saudí tiene más presupuesto.

Y, al final, tenemos un ejército mal dirigido y preparado, con un armamento anticuado y sin moral de combate, que es incapaz de conseguir sus objetivos: no han limitado el perímetro OTAN, que ha aumentado con la incorporación de Finlandia y la próxima entrada de Suecia, ni la “desnazificación”, que es una fantasía. Cuando al ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov, le señalaron que Zelenski es judio, su respuesta fue: “como Hitler”. Los dirigentes rusos viven fuera de la realidad.

¿Qué cree que va a pasar en la guerra?

Creo en una victoria ucraniana. Ucrania está recibiendo armas y financiación de EEUU y de todos sus aliados, cuenta con muy buenos soldados y una moral por las nubes. ¿Por qué somos generosos con Ucrania? Porque está librando nuestra guerra, porque Rusia no puede ganar. Rusia no puede ganar por razón de la logística y porque no se puede permitir una invasión así contra un país soberano, eso significaría el fin de Europa. Nadie quiere ser el siguiente y por eso todos se han unido contra Rusia. Hasta la UE, por primera vez en su historia, ha destinado una partida presupuestaria de gasto militar, muy escasa, de 5.000 millones de euros, pero es una señal muy clara. En este contexto, es lógico que Zelenski no esté dispuesto a negociar con Rusia.

China se ha ofrecido a mediar en una negociación y la respuesta ucraniana es volver a las fronteras de 1991.

Obvio. Y además esto puede tener un efecto domino en la región. Lo siguiente es que Georgia reclame Osetia del Sur y Chechenia su independencia. Incluso Japón ha reclamado las islas Kuriles, que fueron ocupadas por la URSS después de la Segunda Guerra Mundial en una violación flagrante del Tratado de San Petersburgo de 1875, donde se establecía que las islas eran japonesas. Y cómo va a ceder Zelenski ante un ejército de alcohólicos, presidiarios y criminales como los Wagner, ante un ejército mal equipado y desabastecido, sin apoyo internacional, sin plan estratégico… Que tienen que enviar tanques de los años 60, los que mandaron a Praga o Budapest.

¿No cree que eso se debe a que no se plantearon una guerra prolongada en Ucrania?

Sí, Rusia se la juega a una carta: Ucrania cae en un mes y no tiene apoyo de Occidente, pero los ucranianos resisten un mes, dos meses, tres… y EEUU y sus aliados se vuelcan con Ucrania porque deja a Rusia donde ellos quieren, atascada en el Donbás. Además de que el enorme número de bajas está desgastando al ejército ruso porque no existe el reemplazo demográfico de antaño. Rusia es líder mundial en abortos y divorcios, a pesar de que muchos quieran ver a Putin como un adalid del patriotismo, y, más tarde o más temprano, va a perder esta guerra. Lo único que puede complicar la derrota rusa es que EEUU dejase de ayudar a Ucrania, pero eso no va a pasar.

Donald Trump ha declarado recientemente que si es elegido presidente la guerra terminará en un día, e incluso algunos conservadores piden abandonar Ucrania. ¿Podría suceder algo así o es populismo electoral? ¿Qué efecto tendría para EEUU abandonar a Ucrania?

Estoy convencido de que si Donald Trump hubiese continuado como presidente de EEUU, Rusia jamás hubiese invadido Ucrania. ¿Por qué? Porque Trump es disuasorio y cuando alguien se quería mover de forma temeraria en el escenario, Trump le decía: “piensa muy bien lo que vas a hacer, porque responderé de forma masiva y desproporcionada”. Lo vimos con Corea del Norte, Irán, etc. Si Trump gana las elecciones no se retirará de Ucrania, pero tratará de convencer a Putin de que se retire de Ucrania ofreciéndole alguna salida. Ni siquiera una “paz con honor” como la de Nixon en Vietnam, ni entregarle territorios que no ha podido defender, sino algo más simbólico que permita a Rusia construir otro relato que no sea el de la derrota militar.

Trump no dejaría en la estacada a Ucrania, no permitiría unas imágenes tan lamentables como lo que se vio en Afganistán con Biden. Ahora mismo, los intereses nacionales de EEUU pasan por una victoria de Zelenski. 

¿Hay que preocuparse por las ocasionales amenazas rusas del uso de armas nucleares?

En relaciones internacionales opera algo que se llama la teoría racional de la toma de decisión. Alguien se cree que Rusia va a lanzar un arma nuclear táctica, en territorio poblado o despoblado, por el Donbás. No tiene el más mínimo sentido táctico, estratégico, lógico, racional o político, y además la OTAN ya ha advertido de que aniquilaría de forma convencional al ejército ruso desplegado en Ucrania. Por otro lado, esa decisión aislaría por completo a Rusia, porque ningún país del mundo, ni siquiera China, podría apoyar a Putin.

¿Qué opina del papel de España en la guerra de Ucrania?

En España tenemos la desgracia de tener un gobierno que en realidad es una secta destructiva, diabólica y socialista contra España y los españoles, y, por supuesto, contra los europeos y también los ucranianos, y contra todo lo que es bello, bueno y decente. Nuestro gobierno es muy favorable a los actos vacíos de contenido y se manifiesta a favor de Ucrania, pero la ayuda real es muy limitada como hemos visto con el material y las armas enviadas. Lo poco que se ha enviado no era de mucha calidad o, en base a una visión buenista del conflicto, eran cascos y botiquines. Los Leopard prometidos son necesarios para nuestra defensa nacional y los que son prescindibles se encuentran en un estado lamentable. Se promete lo que no se puede dar, al igual que se hace en la política interior. Es cierto que hay una enorme corriente de solidaridad y ayuda humanitaria en la sociedad civil, pero un gobierno debe saber que las guerras se ganan con potencia de fuego. Qué lean a Clausewitz, que habla de cómo tiene que ser el compromiso en caso de guerra. Hay que comprometer recursos para desmoralizar a tu adversario, esa es la guerra total de Clausewitz: la voluntad de ganar con los recursos necesarios. Las guerras se ganan con logística, potencia de fuego y voluntad política, no enviando botiquines de colorines.

También hay que tener en cuenta que en España, como en otros países europeos, la situación de las fuerzas armadas deja mucho que desear.

De nuestro presupuesto efectivo para las fuerzas armadas, unos 10.000 millones, la mitad se va en sueldos. ¿Qué haces con 5.000 millones? Ese es el coste de un F-35. Es necesario replantearse la defensa y la seguridad. Ahora mismo vuelve a estar de moda el pensamiento de Hans Morgenthau, padre del realismo clásico, que defendía que la política exterior es una cuestión de poder y de intereses nacionales. Si velas por los intereses nacionales, no harás políticas exteriores aventureras. Todo es una cuestión de poder, seguridad, intereses nacionales, capacidades y potencia de fuego. Morgenthau tenía razón.

Esta guerra ha dado la razón al gobierno conservador polaco, y hemos visto el cambio de gobierno en Italia, Suecia o Finlandia. ¿Esta guerra puede marcar un cambio de rumbo real en Europa frente a las distopías progresistas?

Sí. Por un lado la derecha histórica está completamente en decadencia porque ha perdido sus valores y ha asumido todos los esquemas mentales progresistas, y, por otro, los socialistas también han comenzado su ocaso. Ahora mismo el debate es apoyar la Agenda 2030 y el movimiento woke o defender el patriotismo. Y la guerra de Ucrania ha demostrado que valores como el patriotismo o la virilidad son valores de primer orden, y esos valores se corresponden a esta nueva derecha patriota que cada vez llega al gobierno en más países.

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