Rubén Pulido: El yihadismo está utilizando las redes de la inmigración ilegal para entrar en España y en Europa
Rubén Pulido sirvió en el Ejército del Aire durante 11 años, periodo donde a su vez cursó diversos cursos de perfeccionamiento militar y un Master en Relaciones Internacionales en la UCAM, y fue condecorado con la Medalla al Mérito y al Sacrificio. Durante su trayectoria fuera del ámbito militar ha asesorado a diversos organismos en materia de inmigración. Ha sido director de comunicación del Grupo Parlamentario VOX en Andalucía y en la actualidad trabaja como analista político para la Fundación Disenso colaborando con distintos medios de periodísticos y entidades públicas.
Álvaro Peñas: Estamos en invierno y da la impresión, si uno sigue las noticias, de que prácticamente no hay llegadas de inmigrantes ilegales.
Rubén Pulido: Sí, yo soy muy fiel a los datos y es cierto que ha habido una disminución de la inmigración ilegal con respecto al año pasado, pero eso no significa que el problema haya dejado de existir. En lugares como Canarias superamos las cifras de 2018, 2019, 2020 y estamos casi igual que en 2021. A día de hoy ya son más de 1.800 los inmigrantes ilegales llegados a las Islas Canarias, unos datos impensables hace cuatro o cinco años. Esta presión migratoria está llegando sobre todo, en un 90% de los casos, desde costas de Marruecos o costas del Sáhara bajo control policial y administrativo marroquí. Esa puede ser la razón por la que no sabemos nada de esto en los medios de comunicación. Si algo está haciendo bien el gobierno es tratar de ocultar el problema que proviene desde el Reino de Marruecos. No sabemos nada porque, en teoría, ahora mismo hay una gran amistad con Marruecos y su régimen está controlando la inmigración ilegal. Pero la realidad es muy diferente y la presión continúa en Ceuta y Melilla. Sobre todo en Ceuta, donde las tentativas de asalto han sido casi diarias desde que ha empezado el año. En enero ha aviso una decena de intentos que han sido controlados porque eran unos pocos centenares de subsaharianos, pero todo puede cambiar, como sucedió el año pasado en Melilla.
Entonces, la situación en las vallas fronterizas no parece que haya cambiado en absoluto.
Así es. El movimiento tras los pasos fronterizos es diario. Hay una pequeña población, de momento, de origen subsahariano que intenta entrar en Ceuta cada semana, mientras que en Melilla son más bien inmigrantes marroquíes. Todos ellos utilizan sus teléfonos móviles para comunicar donde hay ausencia de control y hacer los intentos. En lo que va de año, unos 50 inmigrantes ilegales han logrado cruzar las vallas. Además, si fracasan no sucede nada y pueden volver a intentarlo porque las autoridades marroquíes no los devuelven a su lugar de origen, no hacen nada para disuadirlos. Así es como se crean grandes bolsas de inmigración ilegal como la que señalé en septiembre de 2021 en torno a Melilla, y que produjo asaltos masivos en 2022.
¿Siguen existiendo esos campamentos desde donde se iniciaron los asaltos?
Esos campamentos estaban en el monte Gurugú y después de lo que ocurrió el año pasado fueron desmantelados por Marruecos. Hace un par de semanas he podido hablar con gente que ha explorado la zona y allí no hay nada. De todos modos, si no tomas las medidas adecuadas, cuando cierras una zona los flujos migratorios se van a otro lugar. Lo que está pasando en Ceuta puede ser fruto de esa situación y, en un futuro, podría repetirse en Ceuta un escenario idéntico al de Melilla. Esto, cómo lo que sucedió el año pasado, es totalmente evitable. Si yo puedo ver esta situación, las autoridades marroquíes también pueden hacerlo y tienen la capacidad de impedirlo.
A raíz del desencuentro con Argelia, por el apoyo de nuestro gobierno a Marruecos en la cuestión del Sáhara, inició la llegada de inmigrantes ilegales desde ese país a las Islas Baleares. ¿Cómo está la situación?
La situación balear es quizás la que más se le ha ido de las manos al gobierno. No se está pensando en lo que puede llegar a ocurrir, ni a que pueda suceder algo parecido a lo que ocurrió hace años en Lampedusa, porque además las distancias desde Argel al archipiélago balear son muy similares. Se está ignorando esa situación y como resultado de esa ineptitud la inmigración ilegal en Baleares está disparada. En el año 2018 apenas llegaban decenas y en estos últimos años se ha superado la barrera de los 2.000 ilegales. Para hacernos una idea a nivel porcentual, la inmigración ilegal ha aumentado en torno a un 1.300% desde 2018. Las embarcaciones siguen partiendo, cuando las condiciones marítimas son favorables, desde la zona que rodea Argel. Respecto al control de la inmigración ilegal, Argelia tiene sus luces y sus sombras pero es cierto que no tiene nada que ver con Erdogan o Mohamed VI, ni con otro tipo de regímenes de estas características. Por Argelia pasan muchos inmigrantes y cada semana se producen detenciones relacionadas con la expansión de las mafias de la inmigración ilegal. Es decir, Argelia es consciente de los peligros de los flujos migratorios y ha tomado medidas. Lo que sí exige Argelia es reciprocidad en las relaciones diplomáticas, que es lo que España debería pedir a Marruecos porque ahora mismo la reciprocidad es inexistente.
Cuando se produce el distanciamiento con Argelia por el asunto del Sáhara, varios diplomáticos argelinos me dijeron que estaban siendo testigos de que esa utilización del flujo migratorio como arma de presión política era muy eficiente, pero que en estos momentos no se planteaban utilizarla. Sin embargo, al mismo tiempo que controla los flujos de subsaharianos, no está haciendo nada para evitar la huida de perfiles más conflictivos, tanto de argelinos como de personas que vienen de Irak o de zonas con una alta radicalidad, e incluso personas que han formado parte de células yihadistas. En Baleares casi cada semana hay detenciones de inmigrantes argelinos por ocupación, amenazas, robo con violencia, etc. Desgraciadamente, la distancia diplomática con Argelia es, en estos momentos, insalvable.
El último atentado yihadista en España, el asesinato de un sacristán en Algeciras, fue cometido por un inmigrante marroquí con una orden de expulsión. España dijo que Marruecos no había colaborado, y la contestación marroquí fue que nunca habían recibido la solicitud de expulsión. ¿Cómo es esto posible?
Este caso dice mucho del carácter de las relaciones diplomáticas que hay entre España y Marruecos. Se nos dice que son fluidas y excelentes, que Marruecos es un socio leal y maravilloso, pero luego esto demuestra que en cuanto a la colaboración policial no hay absolutamente nada. Si el expediente de expulsión se formaliza en junio del año pasado y todavía no había llegado a Marruecos, ¿dónde están esas relaciones fluidas? Antes de la llegada del actual gobierno socialista, lo que sí funcionaba bien entre España y Marruecos era la colaboración policial. De hecho, muchos de los operativos de lucha contra el terrorismo yihadista que se llevan a cabo en el sur de España son fruto de esa colaboración previa. Lamentablemente, esto ocurre con mucha frecuencia; hay muchos ciudadanos marroquíes con órdenes de expulsión en vigor, y otros con la prohibición de entrada al territorio español por haber cometido delitos, en España. Además, muchos de ellos solicitan el asilo político cuando van a ser expulsados. Por ejemplo hace poco la Audiencia Nacional propuso la expulsión de un marroquí y su defensa se acogió a la solicitud de asilo por motivos de persecución política para paralizar ese proceso de expulsión. Es decir, se permite un mal uso de la ley de Asilo.
Pero cuando ocurre un asesinato, como ha sucedido en Algeciras, ¿no hay ningún responsable?
El descontrol es absoluto y puedo poner un ejemplo muy reciente, ocurrido en Ávila el 11 de febrero. Detienen a un inmigrante ilegal de nacionalidad marroquí cuando transportaba 4 kg de hachís. Este sujeto tenía una prohibición de entrada en vigor en nuestro país por un periodo de cinco años tras haber sido expulsado por haberse dedicado al narcotráfico. Esto sólo puede pasar en nuestro país.
Respecto al yihadismo, las noticias de detenciones son menos frecuentes, ¿cuál es la situación?
Hay que señalar que desde el año 2020 se ha detenido a 16 yihadistas que habían utilizado las vías de la inmigración ilegal para acceder al territorio nacional. Aquí tenemos algo que no podemos obviar, y es que el yihadismo está utilizando las redes de la inmigración ilegal para entrar en España y en Europa. Respecto a las detenciones, lo cierto es que van aumentando: en 2019 fueron detenidos 8 yihadistas; en 2020 pasamos de 8 a 38; en 2021 hubo 40 detenidos y el año pasado 53. Es decir, los detenidos por terrorismo internacional han aumentado y en lo que llevamos de año ya son 14. Como en el caso de la inmigración ilegal, los medios, por alguna razón que todos podemos intuir, no están informando sobre lo que está sucediendo. Afortunadamente, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están trabajando muy bien y son capaces de llevar a cabo sus operativos y realizar esas detenciones, a pesar de que los efectivos policiales no son suficientes.
El caso de Algeciras podría haberse evitado si se hubiera contado con los medios para controlar a este sujeto y haber detectado que se estaba radicalizando. El Ministerio de Interior nos dice que el proceso de radicalización había sido express. Algo inaudito porque no conozco ningún caso de adoctrinamiento express. Lo cierto es que es un proceso que se lleva a cabo a lo largo de meses en el que se consume un material de naturaleza yihadista y el sujeto cambia de hábitos. Cuando hay voluntad política se pueden evitar muchas cosas.
Países como Polonia y Hungría han tenido mucho éxito a la hora de frenar la inmigración ilegal. ¿Qué modelo cree que debería seguir España?
Cada país tiene sus características políticas y geográficas, pero aquí el gran problema que tenemos es el carácter agresivo en la relación diplomática por parte de Marruecos. Y no sólo eso, sino su capacidad de amenazar y de chantajear, lo que hace pensar que hay algo que desconocemos y que es la causa de que nuestro gobierno se baje los pantalones una y otra vez. Creo que lo primero que debe de solucionar España son esas diferencias diplomáticas, y eso sólo se puede hacer utilizando herramientas con las que se pueden equilibrar esas relaciones. Por ejemplo, tenemos las devoluciones en caliente, avaladas incluso por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y también por nuestro Tribunal Constitucional. ¿Por qué no se hace uso de las devoluciones en caliente? Cuando se intercepta una embarcación a 20 millas náuticas de las costas de Marruecos, Salvamento Marítimo o incluso la Armada, si fuese necesario en una situación de emergencia, en base al derecho marítimo y a la legislación internacional, tienen derecho a llevar a estos inmigrantes ilegales al puerto seguro más cercano, a Marruecos, y efectuar esa devolución en caliente.
En resumen, la determinación es lo más importante en esas actuaciones políticas para el control de la inmigración ilegal. No hablo de que iniciar un conflicto, porque al conflicto vamos a llegar si no somos capaces de detener en tiempo y forma lo que está sucediendo ahora mismo. Si los más de 50 subsaharianos que, como te comentaba antes, han entrado en Ceuta, son detenidos en el momento en el que pasan la valla y son entregados a las autoridades marroquíes, el problema empezaría a solucionarse. Hay que enviar el mensaje político adecuado y el efecto disuasorio de que estemos actuando de la forma correcta. Hay que llegar un punto en el que se le diga a Marruecos y Argelia que ellos ya no controlan la inmigración ilegal, que se ha cometido un error subrogando esa responsabilidad y que ahora nosotros vamos a ser parte activa. Porque al final, el destino es el territorio nacional, el destino son mis fronteras y, como son mis fronteras, tengo que tomar un papel activo en ese control del flujo migratorio.
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