Las elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo marcaron un cambio de rumbo en la política española (véase España gira a la derecha). Un cambio aún más decisivo por la convocatoria de elecciones generales por parte del presidente Pedro Sánchez.
La jugada de Sánchez, convocando las elecciones para el 23 de julio servía varios propósitos: acallar la crítica interna por los malos resultados, evitar un mayor desgaste personal y del gobierno, y dejar un margen de maniobra muy escaso a la izquierda de Podemos y Sumar. A nivel interno, la jugada funcionó y Pedro Sánchez compareció ante los diputados y senadores socialistas en una reunión “a la búlgara”, donde todos los presentes mostraron su apoyo al líder socialista para frenar a “la extrema derecha y la derecha extrema”, que es como el presidente definió a VOX y al Partido Popular. A pesar de los problemas generados dentro del Partido Socialista con la elaboración de las listas electorales y la imposición de varios candidatos por parte de Sánchez, el PSOE se mantiene unido. Pero eso no basta, y las posibilidades de una victoria electoral son muy escasas, por lo que Sánchez se ha embarcado en un gira por distintos medios de comunicación e incluso ha propuesto seis debates, seis, con él líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que ha aceptado uno el 10 de julio. VOX, y en esto se ha filtrado la mano del PP, ha quedado fuera de los debates. Dentro de esa ronda por los medios de comunicación del presidente Sánchez, hay que citar uno, el del programa “El Hormiguero”, que ejemplifica el estilo norcoreano del PSOE. Para evitar los abucheos que siempre recibe en la calle, el presidente Sánchez exigió que el público que asistió al programa, y que le aplaudió con entusiasmo, estuviese compuesto por policías y militantes socialistas.
A su izquierda, el hundimiento electoral de Podemos lo ha dejado sin fuerza a la hora de negociar con sus antiguos compañeros de Sumar. La escisión de Podemos dirigida por la vicepresidente y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, ha sumado a su candidatura a las fuerzas que antes apoyaban a Podemos y no ha tenido consideración por los líderes de la formación morada. Los candidatos de Podemos han sido relegados en las listas y la mayoría cuenta con pocas opciones de ser elegidos (Ione Belarra es la mejor posicionada como numero 5 por Madrid), pero la señal más definitiva de la humillación y rendición total de Podemos ha sido la exclusión de Irene Montero, la ministra de Igualdad y el rostro más visible de las políticas radicales aprobadas por el gobierno de coalición. La impulsora de la ley trans, la promoción del aborto, el feminismo radical y la chapuza del “solo sí es sí”, que ha beneficiado a más de 1.200 agresores sexuales, ha quedado fuera de la política tras ser vetada por Sumar y sus socios que la consideraron perjudicial para su candidatura. Irene Montero también ha sido condenada por el Tribunal Supremo a pagar 18.000 euros a Rafael Marcos por acusarle de “maltratador”, a pesar de haber sido absuelto por la justicia. Por el contrario, la exmujer de Marcos, María Sevilla, expresidenta de la asociación Infancia Libre (asociación invitada a hablar en el Parlamento por Podemos) que sí fue condenada por secuestrar a su hijo y tenerlo oculto y sin escolarizar, fue indultada por el Gobierno. La salida de Irene Montero de cualquier cargo de responsabilidad política es una muy buena noticia, pero los que la jalearon, aplaudieron y aprobaron sus leyes son los que ahora la desechan como a una apestada. Esos son el verdadero problema.
Sumar está haciendo una campaña de promesas imposibles para “hacer feliz a la gente”, que recuerda a cuando el movimiento hippie presentó a un cerdo a las elecciones estadounidenses, Pigasus “el inmortal”, que prometía la vida eterna. Sumar ha propuesto reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales en 2024 y abrir un debate para llegar a las 32. Una reducción de horas que irá acompañada de un aumento salarial, por supuesto. Yolanda Díaz también ha prometido una “herencia universal” de 20.000€ a los jóvenes al cumplir 18 años para que puedan “emprender o formarse”, o cuotas de inmigrantes en instituciones públicas, empresas y organizaciones. Sin embargo, los medios de comunicación apuntan un buen resultado de Sumar en las encuestas, algunas incluso ponen a la coalición de Yolanda Díaz por delante de VOX, en lo que parece un intento de dar oxígeno a la extrema izquierda o fomentar el “voto útil” hacia el PP.
PP y VOX llegan a acuerdos.
Tras la euforia de los buenos resultados del Partido Popular y VOX, Alberto Núñez Feijóo inició una confusa serie de declaraciones proponiendo a los socialistas que en cada región o localidad gobernase la lista más votada y de ese modo, el PP no tendría que pactar con VOX. Los socialistas no respondieron, como era previsible, pero la propuesta de Feijóo causó rechazo y malestar en buena parte de sus votantes y afiliados, e incluso dio lugar a situaciones surrealistas, como en el caso del expresidente socialista de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que había anunciado su retirada de la política y solicitado su reingreso como médico forense. Ante la oferta de Feijóo, Vara se propuso al día siguiente como candidato a la presidencia regional (el PSOE fue el partido más votado en Extremadura, pero la mayoría la suman PP y VOX) y finalmente ha aplazado su retirada hasta después de las elecciones generales. La actitud de los dirigentes del PP planteó serías dudas sobre la formación de los futuros gobiernos regionales, sin embargo, estas dudas empezaron a disiparse el 13 de junio, con el acuerdo entre PP y VOX para gobernar la Comunidad Valenciana. Este acuerdo, que al mismo tiempo también se producía en 140 ciudades y en 5 capitales de provincia (Burgos, Ciudad Real, Guadalajara, Valladolid y Toledo), sigue la estela marcada por el gobierno de Castilla y León y se fundamenta en cinco puntos (según ha comunicado VOX): libertad, desarrollo económico, sanidad y servicios sociales, señas de identidad y el apoyo a las familias. VOX ha conseguido la presidencia de las Cortes Valencianas, la vicepresidencia del gobierno regional y las conserjerías de Agricultura, Asuntos Sociales y Educación (un número determinado por su resultado electoral: el PP obtuvo 40 diputados y VOX 13). En Aragón, donde el PP necesita seis escaños y VOX tiene siete, se ha logrado un primer acuerdo para formar la mesa del parlamento, que presidirá la diputada de VOX Marta Fernández. En Baleares, VOX no ha entrado en el gobierno aunque ha acordado varias medidas con el PP, entre ellas la derogación de la ley trans y la ley de memoria histórica autonómica, acabar con la discriminación del español y el pin parental para que los padres puedan vetar los contenidos que se imparten en los colegios en cuestiones como identidad de género, feminismo o LGTBI.
Pero no todo ha sido un camino de rosas. En Murcia, donde el PP está a sólo dos escaños de la mayoría absoluta, el PP se repartió la mesa del paramento con los socialistas y prácticamente exigió el apoyo gratuito de VOX. Tras semanas de desencuentros, los populares han ofrecido a VOX una negociación para lograr un acuerdo programático sobre la base del programa electoral del PP, está por ver si se alcanza un acuerdo como en las Baleares. Por último, en Extremadura, tras las dudas iniciales, la candidata del PP, María Guardiola, afirmó el 20 de junio: “Yo no puedo dejar entrar en un Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTB”. Sin embargo, sin el apoyo de VOX la alternativa era una repetición electoral, por lo que, sólo diez días después, Guardiola anunciaba un gobierno de coalición con VOX en Extremadura: “Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños”, señaló.
Después de conseguir el gobierno de coalición en la Comunidad Valenciana, VOX emitió un comunicado en el que afirmaba que el acuerdo, y otros en donde la suma con el Partido Popular lo permita, representaba un cambio político “para deshacer el nefasto legado de la izquierda y devolver la prosperidad y la esperanza a los españoles”. Tras la formación de los nuevos gobiernos regionales y locales en coalición, algo que muchos no creían posible antes de las elecciones del 28 de mayo, la posibilidad de un gobierno nacional de PP y VOX parece mucho más cercana.
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